Celebridades mediáticas, género y cuerpo
Como fenómeno cultural, el estudio sobre celebridades mediáticas ofrece una mirada privilegiada sobre el imaginario contemporáneo, materializado en representaciones del cuerpo y rostro generizados. Debido a un crecimiento sin precedentes de la industria del entretenimiento y su exposición a los medios de comunicación masiva en las últimas décadas, este texto analiza el significado del fenómeno de las celebridades. Se presentan algunos casos de mujeres célebres para explorar su función como herramientas pedagógicas, importantes en la socialización de comportamientos y conductas en grandes sectores de la población. La conceptualización desde el género permitirá comprender su aportación en la construcción de modelos aspiracionales.
El creciente interés en el mundo académico por el estudio de las celebridades-en su mayoría anglosajón- se enfrenta ante un fenómeno globalizado que cuenta con millones de seguidores, que según algunos autores y autoras son incapaces de distinguir la calidad de lo que no lo es, lo cual imposibilita diferenciar entre las expresiones de la llamada “alta cultura” y lo que se conoce como “cultura popular”. Es fácil comprobar que en el sistema mundial de medios de comunicación, venden más los primeros planos sorpresivos de una celebridad desobediente, agitada, desmelenada y adicta, que un concierto de Beethoven.[1] ¿Cómo definir a las celebridades mediáticas contemporáneas?
Se les llama así por ser famosas, fácilmente reconocibles, disfrutar de notoriedad y reconocimiento: son actrices y actores, cantantes, deportistas, modelos y personajes famosos y carismáticos del mundo de la política, la moda, el mundo empresarial y las llamadas “socialités” del mundo globalizado, cuyo atractivo visual y estilo de vida gira en torno a la moda, las prácticas de ocio y a la promoción y reciclaje de la fama- “ser famosas por ser famosas”.[2] Su cultura abarca un conjunto de prácticas constructoras de sentido, cuyos recursos principales son las propias celebridades, y cuya fama se debe hoy a una gran exposición en medios –tradicionales y nuevos medios- y a una estrategia publicitaria y mercadotécnica especializada no sólo en la vida y milagros de la celebridad, sino en la producción de mercancías que ayudan a conformar una personalidad célebre, pensadas en función del consumo y para el entretenimiento de millones de espectadores/as, cuyo contenido es eminentemente simbólico y cuya función principal es la producción de sentido. En realidad, el término “celebridad” no apela a una persona en concreto, sino a su condición de “ser conocido y famoso”; desplazándose por ello al terreno de lo simbólico. Es una personalidad construida como pública, un símbolo sin claro referente, intercambiable en muchos casos y efímera en otros, al adjudicarse o desadjudicarse con relativa facilidad a cualquier individuo que en un momento dado está bajo la lupa de la industria del entretenimiento que construye su fama. Se trata de la quintaescencia de lo que Boorstin llamó pseudo acontecimiento.[3]
Como todo símbolo, no es inocente, ya que está cargado con significados culturales derivados de la sociedad contemporánea con el peso ideológico de cualquier símbolo cultural. Se coloca en el centro de la ideología capitalista, pues expresa de la manera más elemental la promesa del “sueño americano”, globalizado. A principios del siglo XX, el auge de la industria fílmica construyó el “star system” conglomerado de estrellas-actrices y actores que alimentaron a la industria del cine en Hollywood. Su factura hubiera sido impensable sin la invención del “close-up”-primer plano- creado por el cineasta D. W. Griffith, quien retrató su cuerpo y rostro, acercándolos como nunca antes a la pantalla y a su público.
A diferencia del teatro en donde toda la escena era visible, la cámara permitía el encuadre del cuerpo y rostro, la expresión facial sutil e íntima. Este acercamiento produjo la ilusión de proximidad, creando una relación inédita con los actores y el foco sobre la persona se convirtió en motor de fuerza económica de la producción fílmica en paralelo con el desarrollo de su industria. Desde finales del siglo pasado, la vida de las estrellas y su proceso de “celebración” se encuentra cada vez más conectada a la tecnología de la comunicación masiva, la obsesión por el cuerpo perfecto, la apariencia física y el peso dramático de la imagen del cuerpo y el rostro. Hoy en día, la condición de ser celebridad, depende en gran medida de la cercanía con sus audiencias, sobre todo aquellas figuras populares cercanas al periodismo sensacionalista de la televisión, la prensa tabloide y las redes sociales. Se trata en su mayoría de jóvenes actores y actrices de telenovelas, protagonistas de “reality shows”, concursos de canto y baile cuyo “linaje” es poco prestigiado y más evanescente. Según Holmes, encarnan el interés público, representan una posibilidad de ascenso social y una ruptura con su origen de clase. [4] El talento ocupa por lo general un nivel secundario, debido a la importancia que la industria de entretenimiento le otorga a la belleza corporal, la juventud y a la crónica de su vida diaria; desde el cuidado de su cuerpo y rostro, el tiempo que invierte en ello, las dietas, el vestuario, las personas con quienes se relaciona, los productos que utiliza y sus prácticas de ocio y tiempo libre, todo ello como parte de un estilo de vida. La celebridad popular encarna la transformación de la estrella en una personalidad pública en comunicación continua con su audiencia, y aunque estos encuentros tengan un aire de ilusión, artificio, futilidad, engaño, representa el proceso de nivelación social en donde los viejos patrones de clase y privilegio parecen disimulados. Las celebridades funcionan como metáfora de valor en la sociedad actual y al estar en continuo contacto con el público, parecen cumplir con la promesa democrática, modificando así las restricciones de una pasada jerarquía de célebres estrellas inalcanzables que palidecen ante el nuevo orden de méritos. La industria dibuja a la celebridad del siglo XXI como una meta accesible a cualquiera, ya que construye empatías e identificadores sociales al acortar la distancia entre ésta y su público.
La paradoja radica en que, al mismo tiempo que encarna la representación ideal del triunfo de la democracia y el individualismo, muestra diferentes “clases” de celebridades, algunas de las cuales “bajan” del pedestal para relacionarse con sus audiencias.[5] En ellas se reconoce un nuevo sentido de la esfera pública, ya que por un lado, expresan ante sus audiencias algo familiar y conocido, cercano, y por el otro, y debido a la constante exposición y escrutinio a la que están sujetas, muestra un alto grado de fragilidad y vulnerabilidad, especialmente en el caso de las mujeres, reiterando así el estereotipo femenino. Las celebridades estructuran significados, cristalizan posiciones ideológicas y proveen de sentido y coherencia a la cultura. Encarnan el poder al construir consensos en torno a su imagen y conducta, legitiman y dan valor a un modelo de educación sentimental y emocional. Marshall señala que la celebridad forma parte de un sistema de valoración de significado y comunicación social; encarna la imagen de un cuerpo y un rostro cuya voz puede clocarse por encima de los demás debido a la exposición en medios y al grado de legitimidad que le otorgan la industria, ratificada por sus audiencias.[6] Como ejemplos de belleza, éxito, fama y fortuna, cumplen con las reglas que las caracterizan: poseer un talento valorado en la cultura popular, un rostro y cuerpo juveniles apegados a los cánones actuales de la belleza, el éxito y un estilo de vida con altos niveles de ingreso y consumo exhibidos ostensiblemente a través de los medios.[7] Para ello proyectan imágenes redundantes en torno a una vida de lujo y comodidades avaladas por el “mainstream” o corriente dominante que dicta la moda “de aquello que está de moda”. Al mismo tiempo, la industria espera que las celebridades observen un cierto grado de ductilidad y obediencia para dejarse conducir por un camino predeterminado en donde a la larga, importa más la imagen que se les construye y los productos que venden, que el trabajo, la disciplina, el esfuerzo que hay detrás del desarrollo de una destreza, habilidad o talento.
Celebridades femeninas y el género
La industria del entretenimiento especializada en su promoción, la agresiva exposición en medios, la configuración de audiencias participativas que las siguen y una comunicación y retroalimentación a través de redes sociales, son componentes que las constituyen como celebridades que además, en el caso de las mujeres, registran importantes diferencias de género con respecto a los varones: una intrusión más agresiva de los medios en los cuerpos y en la vida privada de las mujeres, garantizada por la labor que realizan por un lado los paparazzi -fotoperiodistas especializados en el registro y la vigilancia, el acoso y el escrutinio-, y por el otro, los programas de chismes que se encargan de contar las historias; una mayor exposición a la saña, la reprobación, la burla y el escarnio en el caso de las mujeres y la producción de una cultura generizada en el consumo de la fama, el éxito o el fracaso, además de que ésta se encuentra reforzada frecuentemente con prejuicios de clase, raza y edad.[8] Es claro por ejemplo, que el derecho a la privacidad no existe en la vida de las mujeres célebres de gusto popular, ya que la industria del entretenimiento se alimenta de las indiscreciones y escándalos y vende más al poner en evidencia la intimidad como producto comercializable. La exhibición de lo público y lo privado es pan de cada día en los medios que registran los pechos al aire de Kate Middleton, esposa del príncipe Guillermo de Inglaterra, la anorexia de Anahí, o la celulitis de Eva Longoria, cuya imagen señala el detalle de la “imperfección”.[9]
Una investigación sobre el acoso a celebridades basada en entrevistas a profesionales de la industria, comparó la cobertura de los medios en mujeres y varones sobre temas como alcoholismo, suicidio y enfermedad mental. Mostró diferencias importantes: mientras que los hombres que caen de la gracia de los lectores son tratados con distancia y solemnidad, las mujeres en circunstancias similares son objetos de burla, escarnio y “comedia negra”.[10] El estudio registró una intensificación de la doble moral en perjuicio de las mujeres cuando los medios evaluaban comparativamente las conductas de ambos. Otra investigación con audiencias femeninas reveló que existe entre las mujeres entrevistadas un mayor interés por la narrativa de “choque de trenes”: “el público desea que a las celebridades femeninas les vaya mal”, “consuman drogas”, “sufran accidentes por ingerir alcohol”, “actúen como locas y terminen en una clínica de rehabilitación”. Lo anterior refuerza el estereotipo de un individualismo femenino competitivo y punitivo hacia su propio género, al tiempo que detecta una construcción esencialista de género reiterada por la industria del entretenimiento: la creencia de que las celebridades, al igual que todas las mujeres, construyen historias más atractivas para los medios, son “más dóciles”, “más abiertas emocionalmente”, “externan con mayor facilidad sus sentimientos y problemas”, mientras que los hombres tienden a ser “más reservados y circunspectos.” En el caso de México, los estereotipos de género ilustrados anteriormente van apuntalados con prejuicios de clase y raza en el trato denigrante que reciben las celebridades de gusto popular. 13.
Pedagogía de género: estudios de caso[11]
Definidas como pedagogías de género, las enseñanzas que obtienen las audiencias a través del comportamiento de las celebridades, funcionan como modelo y patrón de conducta generizada, ejemplares para amplios sectores de la sociedad. Para reflexionar sobre su función pedagógica, se presentan algunos casos como entidades dotadas con límites espacio temporales, corporales y de género como estructura y lógica de funcionamiento. La selección no se rige por un criterio de representatividad y “tipicalidad”, sino que explora su potencial explicativo y conceptual como entidades que enseñan con el ejemplo.
BRITNEY SPEARS: fue muy sonado el caso de la indiscutible “reina del pop”, compositora y cantante de fama internacional, quien desafió a la industria que construyó cada paso de su carrera fulgurante. La crisis que vivió a raíz de su divorcio en noviembre de 2006 fue documentada en la prensa tabloide, las revistas femeninas, la televisión y las redes sociales. En pleno juicio por la custodia de sus hijos y saturada por la persecución de los medios, observó una conducta errática durante la cual se rapó la abundante melena, emblema de sensualidad de una adolescente que antes se ufanaba de la virginidad y que ahora era representada por los medios como madre doliente y alcohólica. Esta exposición frente a los medios colaboró importantemente para que perdiera la custodia de sus hijos. El desafío a los creadores de su imagen fue devastador, pues ella decidió romper con el molde que le habían fabricado. Con su habitual agilidad empresarial camaleónica, la industria pronto aprovechó el acto de rebeldía de Spears para representar a la cantante, compositora y ganadora de cinco discos Emmy, como una perdedora en la batalla familiar, registrando su desequilibrio en los medios. Transformó el drama personal de la cantante y compositora en melodrama masivo en tiempo real para recapturar al auditorio que no reparó en el proceso de individuación/ humanización/autonomía que Spears había mostrado frente a las cámaras. En realidad y como lo documenta Rebeck en su estudio, las audiencias no quieren ver procesos de humanización, quieren ver sangre, pues su lucha personal por la autonomía pasó desapercibida en los tabloides y en los programas de chismes, quienes concentraron las tintas para documentar la evidencia de su debacle. Por un lado generizaron su conducta descalificándola por no cumplir con los cánones del modelo femenino y convertirse en una loca, mal vestida, calva, madre inadecuada, desequilibrada. Algunos medios adjudicaron su conducta a su origen de clase obrera, calificándola como basura trailera -“trailer trash”.
Una nota señaló que todo había cambiado cuando Spears empezó a consumir metanfetaminas; que se había rapado para evitar que el juez ordenara una prueba de drogas de su cabello, pues temía perder la custodia de sus hijos. Después del evento ingresó voluntariamente a un programa de rehabilitación para adictos al alcohol y a las drogas. Al mostrar su cuerpo al natural, sin afeites, sin vestuario provocativo y con la cabeza rapada -referentes clave de femineidad- Spears no sólo rompió con el modelo ideal de mujer joven sino que retó la construcción de ideales sociales contradictorios-dicotómicos de virgen/prostituta, que la industria había construido para ella. La imagen sexualizada de Spears, su publicitada virginidad y su ambivalencia parecía ahora resquebrajada, y emergía en su lugar una mujer de carne y hueso, madre doliente y adulta.
En su momento, los tabloides no le perdonaron la osadía de quebrantar las normas femeninas.
ANGELINA JOLIE: exitosa actriz, directora y guionista estadounidense, ha recibido varios galardones. Por su presencia y rostro magnéticos ha sido considerada la mujer más bella del mundo. Según la lista de Forbes fue en 2009, y 2011, la actriz mejor pagada, quien además se involucró en la causa de los refugiados y fue nombrada enviada especial y Embajadora de buena voluntad del Alto Comisionado para los Refugiados delas Naciones Unidas. Su capacidad como líder influyente fue clara al adoptar un bebé etíope, decisión que generó una duplicación en las solicitudes de adopción de niños fuera de la Unión americana.
En 2013 volvió a recibir especial atención en los medios, por su decisión de someterse a una doble mastectomía, debido al alto riesgo que tenía de contraer cáncer de mama. En el artículo que ella publicó en el diario New York Times el 14 de mayo, explicó que había tomado la decisión, debido a que el estudio al que se sometió informó que tenía 87 % de probabilidades de padecer esa enfermedad y un 50% de desarrollar un tumor maligno en ovarios. Tanto su madre como su tía fallecieron víctimas de ese padecimiento. En junio del mismo año reapareció en los medios, señalando que estaba feliz por haber tomado la decisión y por haber incitado el debate sobre la salud de las mujeres. La portada de mayo de 2013 de la revista Times llamó “Efecto Angelina” al sismo cultural y mediático provocado por su decisión que suscitó discusiones intensas sobre genética, salud y riesgos en la salud de las mujeres. Quedó pendiente el debate sobre el cuerpo femenino y sus símbolos de femineidad, en donde los senos ocupan un lugar preponderante.
Modelos pedagógicos:
Los casos apenas esbozados aquí pretenden mostrar conductas que construyen pedagogías en clave de género. Al superar el análisis dicotómico- buena/mala-, los casos revelan luces y sombras, contradicciones y respuestas de las celebridades que utilizan el cuerpo para emitir un mensaje: la cabeza rapada de Britney como muestra de empoderamiento frente a la industria del entretenimiento y la decisión de Angelina de compartir su caso con el público y abrir con ello el debate sobre el derecho a la vida, a la salud de las mujeres, y a la valoración sobre ciertas partes del cuerpo femenino y su extirpación, cuyo estigma padecen muchas mujeres. Leídos en clave de género, estos casos permitieron descifrar algunas zonas dentro del mundo de las celebridades concebido como cuerpo construido, significante, cultural y social. Al evitar modelos dicotómicos mostró la complejidad del análisis sobre un fenómeno que ha merecido poca atención en México y que puede analizarse como faro de luz que ilumina un espectro amplio de preocupaciones sociales, desde la calidad de los medios actuales y su desprecio hacia los derechos humanos de las mujeres, la desigualdad de género, raza , edad y clase social, la relación inestable entre talento y fama, la brecha creciente entre altísimos niveles de ingreso y el público en general, hasta la reflexión sobre las políticas públicas en torno a la igualdad, los derechos a la privacidad, la autonomía, la justicia y la salud . Está pendiente la investigación sobre las audiencias mexicanas que siguen a las celebridades para comprender cómo se sedimenta en ellos y ellas el mensaje que construye la industria del entretenimiento y cómo éste impacta en sus decisiones sobre sus cuerpos y su vida cotidiana.
[1] Rowlands, M (2008). “Celebrities, Fame and their Audiences”, Celebrity Studies, Vol.1, no. 3, p. 14.
2 Boorstin, D.(1971). The Image. A Guide to Pseudo-events in America, New York , Atheneum, p. 21
[3] Boorstin, D. (1961). Op. cit. Pionero en teorizar sobre la artificalidad de los eventos mediáticos, que son planeados, construidos, repetibles, dramáticos
[4] Holmes, S. (2006) “Starring…Dyer? Re-visiting Star Studies and contemporary celebrity culture”, Westminster Papers in Communication and culture, London, U. of Westminster, Vol. 2, 2, pp. 6-21
5 Marshall, P.D. (1997).Celebrity and Power: Fame in contemporary Culture, p.11.
[6] Marshall, Op .cit. p. 21.
[7] Veblen, Th (1994). “Consumo conspicuo”. La clase ociosa. México, Fondo de Cultura Económica.
[8] Marshall, D. (1997). Celebrity and Power. Minneapolis. U. of Minnesota Press; y Holmes, S y S. Redmond, cords. (2006).Framing Celebrity: New Directions in Celebrity Culture, Londres, Routledge:
[9] Hiperpop.com: http://www.google, com.nex.url/hiperpop.com/2010/03 pop.com: http://www.google, com.nex.url/hiperpop.com/2010/03
[10] Williams, A.(2008) “Boys are boys, girls will be hounded by the media”, New York Times, 17 de febrero , citado en D .Negra y S. Holmes(2013). Session 4. Body and Gender in Celebrity Studies, 2nd Global Conference on Celebrity: critical issues, Lisboa, Portugal, 12/marzo Williams, A.(2008) “Boys are boys, girls will be hounded by the media”, New York Times, 17 de febrero , citado en D. Negra y S. Holmes(2013). Session 4. Body and Gender in Celebrity Studies, 2nd Global Conference on Celebrity: critical issues, Lisboa, Portugal, 12/marzo
[11] El artículo referencia varios casos más de los 2 aquí expuestos que lo hacen demasiado extenso para nuestros propósitos. el lector lo puede leer completo siguiendo el link del VI Congreso Cuerpo Descifrado que encuentra en: travesías somáticas.