Cuerpo como construcción social, simbólica y subjetiva*
Resumen de la ponencia
A lo largo de la historia, las verdades científicas, filosóficas y médicas; así, como las diversas representaciones e imaginarios sociales, nos llevan a reconocer el cuerpo como un significante en el mundo, como eje de la construcción de identidades personales y genéricas, y como territorio de poder y acción política, que combina lo socio-cultural, subjetivo y psicológico, constituyendo el punto central de las representaciones, imaginarios y sentidos sobre los sujetos, sobre sí mismas-os y sobre la otredad. En esta dirección, optamos por la mesa de trabajo cuerpo y diferencia con la firme intención de aportar a la comprensión de cuerpo como categoría de análisis, como construcción social, cultural y simbólica, a partir de las algunas representaciones puntuales a través de la historia y las comprensiones realizadas en la investigación: Cuerpo e identidad de género: encrucijada de relaciones de poder en el municipio de Aranzazu-Caldas, sobre los sentidos que las-os participantes de la investigación aplicaron a la categoría cuerpo.
Cuerpo como construcción social y simbólica
Para comprender de manera más amplia y clara la categoría cuerpo, es necesario acercarse a su procedencia histórica y cultural reconociendo que no es única y lineal. Sin embargo, esbozaremos brevemente algunas representaciones del cuerpo a lo largo de tres segmentos de tiempo: la edad media, el renacimiento y la modernidad. Para comenzar, en el siglo V al XV, el cuerpo era fundamentalmente sagrado, estaban prohibidas las incisiones y disecciones de los cuerpos vivos o muertos, pues se consideraba una ofensa al hombre y a su relación con el cosmos. Esta unidad entre hombre, cuerpo y mundo, empezó a diluirse cuando los estudiosos de la anatomía, en el siglo XVI, iniciaron disecciones en el cuerpo humano. La ciencia y, en especial, la anatomía diferenciaron el hombre del cuerpo, base del dualismo contemporáneo hombre/cuerpo, que le ha permitido al sujeto decir: “mi cuerpo” denominándolo como posesión; así, el cuerpo se convierte en objeto de estudio. Por otra parte, la iglesia católica en el siglo V se había expandido y cada vez tenía más fuerza; por lo cual, se fue instaurando una concepción negativa del cuerpo como pecaminoso. No solo se separó el cuerpo y el hombre; sino, también, el cuerpo y el alma. En la época medieval se aplicaron los conocimientos sobre el cuerpo a la sociedad, una política del cuerpo, y a los análisis sobre la naturaleza humana. En esta sentido, por ejemplo, la temperatura del cuerpo era la clave de la fisionomía humana y las identidades de género. Según la medicina de la época, el cuerpo iba desde lo muy frío a lo muy caliente, desde lo muy femenino a lo muy masculino: lo caliente era lo reactivo, lo más febril, la razón; los cuerpos fuertes poseían el calor, tanto para actuar como para reaccionar, contrario al cuerpo frío que es inactivo y ligado a las emociones. Mientras que, en el siglo XVII, las ideas sobre la salud y la higiene del cuerpo, acompañaron los planteamientos de Descartes, sobre la noción de que el cuerpo y su funcionamiento se asemejan a una máquina. A partir, de Descartes apareció un nuevo dualismo: el de cuerpo/mente.
Para el siglo XVIII, Platner sumó a los trabajos realizados sobre la salud y la vida, elementos referidos a la respiración del cuerpo, especialmente a través de la piel: la suciedad constituía el principal enemigo de su funcionamiento, la impureza adquiría mayor sentido y ya no aludía únicamente al alma; sino, a la piel sucia, lo que implicaba nuevas técnicas corporales y nueva estructura de ciudad. En este siglo el interés sobre el cuerpo, según Turner (1989) corresponde a cuatro aspectos centrales: Primero, el florecimiento de la teoría feminista que propone los cuerpos diferentes como base de la desigualdad y posiciona el cuerpo y la sexualidad en el centro del pensamiento social; segundo, la economía de consumo toma al cuerpo como su objetivo, lo transforma en mercancía y lo convierte en blanco de la publicidad y el consumo; tercero, los cambios en la medicina con el surgimiento de medicinas alternativas que se reconcilian con el cuerpo como integralidad del ser; y cuarto, la secularización de la sociedad y del cuerpo que disminuye el rechazo y la restricción al deseo y aumenta las posibilidades de mercantilización y comercialismo. Finalmente, después de este breve recorrido compartimos las proposiciones acerca del cuerpo como vivencia, experiencia de sí mismo, sensación y sensibilidad, razón y emoción, relaciones, afectos y afectaciones; cuerpo como sistema simbólico que refleja la manera como se pone el sujeto en el mundo y es el mundo; cuerpo como territorio en el que circulan poderes, marcos sociales y culturales; pero, también, resistencias, subjetividad y multiplicidades. Más allá del organismo aislado, cuerpo como sujetos corporeizados que se hacen en interacciones cotidianas vitales físicas, emocionales, afectivas, espirituales, psíquicas, cognitivas y todas las demás que pudiesen concebirse.
Entre simbolismos y experiencias: sentidos aplicados al cuerpo
Para entrar a comprender los sentidos del cuerpo construidos por las-os participantes de la investigación procedimos a organizarlos en cuatro categorías de análisis:
Cuerpo como templo sagrado
La religión católica expandió una creencia sobre el cuerpo como templo sagrado, don de dios y contribuyo a perpetuar el dualismo cuerpo/alma. El alma es el lugar de la pureza; el cuerpo, por el contrario, es el espacio físico: lugar de los placeres; por esto es el lugar del pecado –especialmente, el cuerpo de la mujer que incita al hombre al pecado, ejemplo de ello es la historia sobre Adán y Eva. Por consiguiente, la educación, especialmente de las mujeres, tiene como uno de sus propósitos evitar los comportamientos inmorales –el pecado–. Es de comprender, por lo tanto, que la familia encargada de vigilar los comportamientos y las mentalidades, al igual que la escuela, no eduque a las-os sujetas-os en el reconocimiento del cuerpo y como cuerpo; por el contrario, castiga y trata de moldear expresiones de subjetividad que sean potencialmente trasformadoras de las creencias y costumbres morales.
Cuerpo como materia física y vehículo para estar en el mundo
“[…] es un vehículo, es un medio.” (Mujer, docente, religiosa, 40 años).
“Es la parte física que permite saber qué podemos hacer y hasta dónde podemos llegar; los limites […]” (Hombre, docente de sociales, 28 años).
En este sentido de cuerpo nuestra existencia es corpórea; el cuerpo nos permite ser y estar en el mundo. Para Muñoz, basado en la fenomenología de Ponty, el cuerpo es un estar, un abrirse al mundo; es el modo en el que somos del mundo y a la vez el modo en que somos el mundo. El cuerpo no es la delimitación entre exterioridad e interioridad: dualismo cuerpo/mundo; más bien, cuerpo es ser aquí y ahora, en tiempo y espacio.
Cuerpo como carta de presentación ante las-os otras-os
Para los jóvenes, particularmente, tiene influencia importante la medicina y la estética, que hacen del cuerpo un objeto del cuidado y bienestar físico guiado por los ideales de belleza; y, toma importancia la apariencia: un modo cotidiano de ponerse en juego socialmente.
“El cuerpo es algo importante, yo le recalco a ellos que lo tienen que proteger, que embellecer, el aseo; porque es su carta de presentación.” (Mujer, coordinadora de institución educativa, 35 años).
Por consiguiente, vivimos en una red de relaciones que controla el cuerpo, no sólo promueve y mantiene las desigualdades por sexo o género; sino, las que tienen que ver con la etnia o el color de piel y limitan la libertad y la potencia de obrar de todo ser humano; pues, la estética coloniza el cuerpo en todas sus dimensiones y facultades.
“Cuando me veo al espejo […], no me gusta el estómago, porque estoy gorda […].” (Roberta, 15 años).
“No me gusta mi color, me gustaría ser blanco” (Andrés, 13 años).
Entonces, el cuerpo comprende un sistema simbólico, en tanto que, el sujeto representa mediante sus expresiones y técnicas corporales: gestos, posturas, maneras de adornarse, tono de voz, etc., su posición y relación con el mundo.
Cuerpo como propiedad de la persona
“El cuerpo es lo mío.” (Mujer, coordinadora de institución educativa, 35 años).
El cuerpo, al parecer, es la mayor posesión de la persona y por ello puede reclamar el gobierno sobre él. Sin embargo, esta lógica sigue dejando el cuerpo por fuera de la persona, como una externalidad a su existencia. Así, las mujeres que han vivido experiencias de violencia o abuso sexual, sienten que han sido expropiadas de su cuerpo al negárseles su autogobierno en la toma de decisiones relacionadas con su: proyecto de vida, decisión sobre procrear, sexualidad y erotismo. Podemos decir, que el cuerpo es el nodo central para la comprensión de nuestra existencia, da cuenta de un orden social y cultural, de ideologías y estereotipos que se compactan en las significaciones aprendidas y las creaciones que el sujeto realiza sobre su experiencia y en relación con las creencias sobre lo que es. Para terminar, proponemos comprender el cuerpo como una construcción social, histórica, cultural, política y subjetiva que comprende funciones, facultades, dimensiones, sentimientos, emociones, pensamientos, experiencias; los cuerpos están en relación con otros y con el mundo. Es un espacio político privilegiado, donde se instaura el poder; pero, también, la resistencia que otorga autonomía, libertad y poder.
Bibliografía
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Sennett, Richard. (1997). Carne y Piedra. El cuerpo y la Ciudad en la Civilización Occidental. Madrid: Editorial Madrid.
*Tomado del Archivo Documental “Cuerpos, sociedades e instituciones a partir de la última década del Siglo XX en Colombia”. Mallarino, C. (2011 – 2016). Tesis doctoral. DIE / UPN-Univalle.
Reseña biográfica: Yuly Y. Arenas T, profesional en Desarrollo Familiar de la Universidad de Caldas en Manizales. Participo durante un año en el semillero Género y Sexualidades del departamento de Estudios de Familia de la misma universidad. Ha trabajado en organización Armario Abierto en la ciudad de Manizales. Co-constructora e integrante del semillero De-género Sexualidades adscrito al departamento de antropología y sociología de la Universidad de Caldas. Su tesis de pregrado: Cuerpo e identidad de género: encrucijada de relaciones de poder en el municipio de Aránzazu-Caldas, se encuentra postulada a calificación Laureado. Participo en el V Seminario internacional sobre Familia, Educación y Cambio, con la ponencia: Cuerpo e identidad de género: resignificar el sentido para educarnos cómo sujetos éticos y políticos, en Abril de 2013 en Manizales. Actualmente se desempeña como facilitadora de desarrollo de capacidades en familias de origen en la organización Aldeas Infantiles SOS, Ibagué.
Reseña biográfica: Alejandra Aristizabal E., mujer que en la cotidianidad se empeña por mejorar sus relaciones interpersonales al ser sincera con la personas que comparte, feliz y agradecida con la vida por los aprendizajes y la oportunidad de admirar diariamente las maravillas que la rodea. Amante de su profesión: Desarrollo Familiar, profesión que dio apertura a la posición que tenía sobre el mundo y a las llamadas “jerarquías”, sobre las cuales comprendió que son insignificantes y que el respeto se funda cuando se trasciende a una visión de Seres Humanos-Cuerpos. La educación que ha tenido en su familia, en Clubes Juveniles y la elaboración, construcción y comprensión de su tesis de pregrado: Cuerpo e identidad de género: encrucijada de relaciones de poder en el municipio de Aránzazu-Caldas; las define como invaluables y portadoras de sentido en su existencia. Se desempeña como Coordinadora Metodológica del Programa Generaciones con Bienestar que se desarrolla en el departamento de Caldas, aprecia dicho programa; ya que, es la continuación y re-estructuración del programa Clubes Juveniles. Mujer con intenciones de educar de manera diferente y con anhelos de aportar al cambio del Sistema Educativo de nuestro país.