El dolor por un muerto-vivo: una lectura freudiana del duelo en la desaparición forzada
RESULTADO DE INVESTIGACIÓN: Proyecto de Maestría “El dolor por un muerto-vivo: una lectura freudiana del duelo en la desaparición forzada”- Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia
“Pues, ¿no ha considerado Creonte a nuestros hermanos,
al uno digno de enterramiento y al otro indigno?
A Eteocles, […] según la costumbre,
lo sepultó bajo tierra a fin de que resultara honrado
por los muertos de allí abajo.
En cuanto al cadáver de Polinices, muerto miserablemente […]
que nadie le dé sepultura ni le llore,
y que le dejen sin lamentos, sin enterramiento,
como grato tesoro para las aves rapaces
que avizoran por la satisfacción de cebarse” Antígona
(Sófocles, 2003)
INTRODUCCIÓN*
El propósito fundamental de esta tesis ha sido estudiar el duelo en los casos de desaparición forzada en Colombia, apoyándome en la obra de Sigmund Freud dado que, por una parte, se trata de un fenómeno con el que tengo que vérmelas en mi experiencia de trabajo con Derechos Humanos y, por otra parte, considero que el psicoanálisis aporta las herramientas conceptuales necesarias para esta investigación, mucho más que cualquier otra teorización de las ciencias sociales, y también, debo decirlo, porque tengo una gran admiración por el autor. El psicoanálisis se sitúa, entonces, como una brújula teórica que guía mis preguntas e intuiciones sobre el fenómeno en cuestión, al tiempo que se constituye en el motivo para recorrer la obra de Freud.
Tomar como ruta para la investigación este drama vivido por muchas personas en Colombia, implicó un esfuerzo particular, pues Freud no dejó en su obra referencia alguna al duelo en la desaparición forzada o en situaciones similares. Sin embargo, al interrogar la teoría desde lo escuchado en entrevistas de familiares de desaparecidos, algunos aspectos tratados por Freud como el dolor, la muerte, el tabú, los muertos y la angustia, adquirieron un nuevo sentido, mostrando que es posible desentrañar una concepción freudiana sobre el duelo en la desaparición forzada.
En el proyecto inicial de esta investigación estuvo contemplado trabajar el problema desde la perspectiva de otros psicoanalistas, en particular, Jacques Lacan y su discípulo, Jean Allouch. En Lacan encontramos aportes muy valiosos sobre el duelo. Apoyado en su ternario, real, simbólico, imaginario, Lacan logra formalizar la muerte en el duelo como “un agujero en lo real”: “en otros términos, el agujero en lo real, provocado por una pérdida, una pérdida verdadera, esta especie de pérdida intolerable al ser humano que provoca, en el duelo, ese agujero en lo real” (Lacan, 1959). A partir de ahí, el trabajo de duelo corresponderá a la puesta en juego de lo simbólico, sostenido en el grupo social mediante la realización de los ritos funerarios. En la concepción de Lacan la dimensión colectiva del duelo cobra una importante función en la medida en que los ritos funerarios son para él una apuesta desde lo simbólico para intentar bordear ese agujero en lo real.
A Jean Allouch, por su parte, le debemos el hecho de haber arrojado luz sobre la teorización del duelo en Lacan, de haber formalizado sus elementos, señalando las diferencias con respecto a la teoría freudiana y, aún, de haber realizado una seria crítica a las formas contemporáneas de la industria ¨psi¨ en torno al duelo y las estandarizaciones del mismo. Los aportes de este autor son muy valiosos, no sólo en lo que concierne al estudio del duelo en Lacan, sino que más allá de esto él realiza sus propios aportes, en particular al considerar el duelo como un proceso en el que se trata de sumarle pérdida a la pérdida: un proceso en el que el doliente tendrá que asumir no solo la pérdida del difunto, sino la de un ¨trozo de sí¨, referencia a un objeto que no pertenece propiamente ni al deudo ni al difunto, sino que está entre los dos, y cuyo sacrificio debe realizar el duelo.
Allouch hace una fuerte crítica a los planteamientos de Freud sobre el duelo, crítica que se soporta solo en la lectura de “Duelo y Melancolía”, lo cual es paradójico, pues el mismo Allouch señala con acierto que este texto, más dedicado a la melancolía que al duelo, se convirtió en una vulgata de la concepción freudiana del duelo, utilizada a la ligera por la psicología y por otras disciplinas. A pesar de esto notamos que en la crítica de Allouch hay una total omisión de las referencias de Freud en “Tótem y Tabú”, “Lo Siniestro”, “Inhibición, síntoma y angustia”, entre otros textos. Basado fundamentalmente en “Duelo y Melancolía” él hace un listado de supuestas ausencias garrafales en el planteamiento freudiano sobre el duelo[1], con las cuales no podemos estar de acuerdo, luego del recorrido de esta investigación, puesto que nuestro trabajo se encontró con un material fecundo en la obra de Freud, no limitado sólo a “Duelo y Melancolía”.
Sin embargo, tal y como se comprueba con la que creemos infundada crítica de Allouch a Freud, el olvido en que ha caído buena parte de la obra freudiana en relación con los asuntos de la muerte, el asesinato, el cadáver, el tabú, los ritos funerarios y otros elementos que entran en juego en el duelo, nos decidió a circunscribir la tesis a los textos básicos de la obra del fundador del psicoanálisis, dada la fecundidad de sus aportes y la cantidad de material que ofrecen. El interés por este tema de investigación no se circunscribe solamente a mi tesis para optar por el título de Magister en Psicoanálisis, subjetividad y cultura: los asuntos asociados al tema de las víctimas de violencia y conflicto armado, son parte de mi ejercicio profesional e investigativo. Esta tesis contiene, entonces, un interés ético y político, razón por la cual, en trabajos posteriores, retomaré los aportes de Lacan y Allouch, cuyos novedosos planteamientos, no solo reconocemos, sino que son indispensables para el análisis de nuevas aristas sobre el duelo.
En esta investigación, el análisis de lo hallado en el material a partir de los conceptos freudianos, mostró que los dolientes de la muerte y de la desaparición forzada comparten el sufrimiento por una pérdida, por una ausencia. Sin embargo, hay diferencias radicales en cuanto al estatuto de esa ausencia, comenzando por el hecho central de que en la desaparición forzada no existe un cadáver que constate la muerte. El desaparecido transita en el discurso de sus familiares como un muerto-vivo: como muerto, está siempre insepulto, y como vivo, es siempre objeto de ultrajes y torturas por parte de quien lo desaparece. Cada uno de estos destinos es extremadamente mortificante para el doliente, y el paso constante de uno a otro hace de la experiencia de la pérdida algo del orden de lo ominoso e insoportable.
Todos los familiares de desaparecidos señalan que la ausencia del cadáver es el peso angustiante que perpetúa su dolor, y que solamente cuando el ser querido aparezca vivo o muerto, en cuyo caso se le enterrará dignamente, solamente así se cerrará la tormentosa incertidumbre. Notamos que las significaciones comunes sobre la muerte y el duelo son trastocadas en la desaparición forzada, lo que implica dolorosas perturbaciones anímicas en los dolientes quienes permanecen sometidos a una especie de duelo angustioso y sin consuelo.
Este trabajo está compuesto por cuatro apartados:
En primer lugar, el lector encontrará una breve descripción del fenómeno de la desaparición forzada, en el que se presenta esta práctica como una de las más aberrantes que se dan en nuestro país, en virtud del terror que generan las modalidades de violencia que se cometen con el desaparecido, tales como la tortura, la violencia sexual, las mutilaciones y, de otra parte, las abominables formas de deshacerse de los cadáveres por parte de los victimarios. Así mismo, encontraremos la participación del Estado como agente de las desapariciones, al fomentar y crear las estructuras paramilitares, es decir, los ejércitos que asumieron la práctica de la desaparición forzada como mecanismo de terror.
En segundo lugar, el capítulo I presenta la revisión teórica de los análisis que Freud realizó sobre el duelo, lo que nos permitió aclarar que su estudio sobre el tema no se limitó, como hemos dicho, a su escrito “Duelo y Melancolía”, sino que en mucho de lo que brotó de su ingeniosa pluma hallamos múltiples aportes sobre el duelo, incluso enseñanzas más profundas, desde las realizadas en “Tótem y Tabú”. Los hallazgos de Freud sobre el duelo, la muerte y la guerra, son una constatación de la insoslayable relación entre el sujeto y la cultura; de la misma manera, las paradójicas contradicciones que constituyen al sujeto, tales como el amor y el odio, el deseo y la prohibición, la realidad y la fantasía, el placer y su “más allá”, todas siempre interdependientes en el psiquismo humano, se nos revelaron teniendo su lugar de manera crucial en el duelo, como veremos.
Así las cosas, para alcanzar nuestro objetivo se estudiaron a profundidad las principales obras que hicieran referencia explícita a la muerte, a las pérdidas, al duelo y a la guerra, pero también realizamos la exploración en otros trabajos que, de manera no manifiesta, se asociaban con nuestro tema de estudio. Por su parte, las conferencias freudianas sobre temas polémicos, sus análisis de casos clínicos e, incluso, su correspondencia personal, nos proporcionaron valiosos elementos para el propósito de esta investigación.
En tercer lugar, en el capítulo II planteamos los interrogantes que esta investigación puede dirigir a las elaboraciones de Freud sobre el duelo, a partir de la revisión de algunos casos de personas que padecen la desaparición forzada de sus familiares. No pretendemos simplemente ilustrar la teoría freudiana a partir de estas historias, sino que nos permitimos poner en evidencia que los casos mismos dieron la ruta para una lectura a posteriori de Freud, y que gracias a ellos se logró una especie de re-interpretación de lo hallado en una búsqueda teórica inicial. Es decir que, algunos conceptos no hubieran sido “escuchados” de la misma manera sin el apoyo en las vivencias de quienes han sufrido esta situación.
En este capítulo encontraremos algunas respuestas sobre las dudas que surgieron en el recorrido de esta investigación. Por ejemplo, si el duelo de la desaparición forzada es un duelo sometido de entrada a la profanación del tabú, un duelo ominoso, ¿no es acaso posible pensar que el fenómeno en su conjunto es un indicador de la transgresión de las leyes fundadoras de la cultura? Freud demostró que la cultura sienta sus bases sobre la prohibición del asesinato y del incesto, pero anunció la existencia de empujes pulsionales que buscarán una constante satisfacción y que, con vistas a su regulación y mediante muchos esfuerzos, la misma cultura construyó diferentes mecanismos. Pero si la transgresión a las prohibiciones fundamentales tiene lugar, como en el caso del asesinato y de la violación del tabú de los muertos, nos preguntamos por los impactos subjetivos de la desaparición forzada sobre el doliente.
De hecho, el primer obstáculo al que se enfrenta el doliente es la imposibilidad de enterrar a su ser querido ausente mediante los ritos funerarios propios que su cultura ha creado para tal fin; además, el cadáver, que es objeto sagrado para los dolientes, es cruelmente violentado, lo que pone en evidencia el excedente pulsional en juego por parte de los victimarios; a esto se suman la ausencia de justicia y de la voluntad política para el esclarecimiento de los hechos por parte del Estado, supuesto ente regulador y garante que, sin embargo, como hemos señalado, se convierte también en agente de la desaparición.
Todos estos son hechos que nos cuestionan sobre las implicaciones psíquicas en los dolientes mismos. Que el cadáver sea profanado rompiendo toda prohibición fundamental, que no se pueda enterrar dignamente a los muertos y que la impunidad sea la constante en estos crímenes, nos permite pensar que la desaparición forzada atenta contra las bases de lo humano. En cuarto lugar, nos permitimos presentar las principales conclusiones, dirigidas a resaltar los hallazgos y las asociaciones conceptuales que se establecieron, en un intento de tejer las diferentes elaboraciones freudianas con lo escuchado en los casos estudiados.
Así mismo, se destacan aquellas reflexiones y preguntas que interrogan al psicoanálisis, que fueron suscitadas por el material clínico y que permitieron en esta investigación redimensionar en parte la situación de los dolientes de la desaparición forzada. El material tomado para esta investigación se obtiene de algunas entrevistas libres con familiares de víctimas, realizadas para ser utilizadas en este trabajo. También de talleres comunitarios y de casos estudiados en trabajos específicos sobre el duelo y la desaparición forzada en el marco de una investigación en la Universidad Nacional[2], y en la labor de acompañamiento psicosocial a una comunidad víctima de una masacre a través de una organización no gubernamental. También de talleres, entrevistas y atención de casos en el marco de nuestro trabajo actual sobre restitución de tierras a los desplazados por el conflicto armado. Como puede notarse las entrevistas de las cuales se extrae el material de esta investigación no todas surgen exclusivamente de las realizadas para este trabajo. Hemos usado otras entrevistas y otros textos en los que se dan cuenta de los relatos de aquellas personas que han vivido esta situación.
En lo relativo al método, las entrevistas que fueron realizadas en el marco específico de esta investigación trataron de ser diálogos libres en los que los entrevistados fueron conocedores de los fines de sus relatos y siempre conocieron los propósitos y motivos de la autora. Intentamos recuperar de ellos, de la manera más fiel posible, sus palabras y decires. Tanto lo escuchado en estas entrevistas, como lo recuperado en mis trabajos mencionados, así como las fuentes revisadas, se constituyeron en el material de análisis de hipótesis, conceptos y articulaciones teóricas que fueron orientando la investigación.
Es posible discutir si el material obtenido de las entrevistas y fuentes revisadas sea un material clínico, puesto que no se trata de un material obtenido en el dispositivo analítico, ni por alguien que pudiera dirigir la entrevista desde el lugar del clínico. Sin embargo, nos atrevemos a mencionarlo como material clínico en la medida en que, a los efectos del análisis en el contexto de la investigación, la escucha de los relatos estuvo siempre atravesada por nuestra lectura de Freud y el psicoanálisis.
Al final de este texto le hemos dado la palabra a las víctimas, quienes con su testimonio participaron en esta investigación: a la manera de memoria queremos dejar inscrita su palabra. Esperamos que los resultados de esta investigación sean de utilidad para quienes en su labor profesional se dedican al acompañamiento de víctimas del conflicto armado. Notamos que, en lo común de las intervenciones psicológicas y psicosociales, poco se tienen en cuenta los asuntos de los que Freud se ocupó. Por otro lado, también esperamos que esta investigación sea un material de análisis para aquellos estudiosos del psicoanálisis y de la insustituible obra de Sigmund Freud.
BIBLIOGRAFÍA**
Allouch, J. (1995). Erótica del duelo en el tiempo de la muerte seca. Paris: Edelp S.A.
Sofócles. (2003). Antígona. Señal que cabalgamos.
[1] Algunas de las críticas de Allouch a Freud que no compartimos y refutamos una a una, son las siguientes: “Freud no habla de espectros, hace silencio sobre ellos” (Allouch, 1995, pág. 50). No consideramos que sea cierto. En su texto “Lo siniestro” Freud se refiere explícitamente a los “espectros” y plantea, a propósito de la angustia, el porqué de lo siniestro de los fantasmas cuando los muertos se levantan. De la misma manera, Freud fue enfático en señalar en “Tótem y Tabú” el carácter sobrehumano y maléfico adjudicado a los muertos; “Freud no dice nada del tiempo del duelo, no dice nada sobre eso” (Allouch, óp. cit.). Consideramos que aunque Freud no estableció tiempos definidos para el duelo, claramente señaló que hay un tiempo del duelo en la medida en que el trabajo del duelo consiste en desligar uno a uno los recuerdos y las esperanzas puestas en el muerto, es decir, con el tiempo, en un ir y venir, el doliente vivirá su duelo; “Freud piensa el duelo sin la necrofilia” (Allouch, óp. cit.). Consideramos que tampoco es cierto, pues cuando Freud se refirió al tabú de los muertos, señaló la vulnerabilidad de los cadáveres, al punto de convertirse en objeto de posibles profanaciones y excesos como la necrofilia, situación abominable y rechazable por la condición sagrada que tienen los muertos; “Freud deja de lado la función del público en el duelo” (Allouch, óp. cit.). Estamos en desacuerdo, Freud resalta el lugar crucial de los ritos funerarios y la presencia de la comunidad y del grupo social, para que su estatuto de sagrado adquiera valor; “Freud no aborda verdaderamente el duelo en cuanto a experiencia erótica” (Allouch, óp. cit.). Consideramos que, por el contrario, Freud mostró sistemáticamente el lugar fundamental de la pulsión sexual en los vínculos y en los deseos de muerte del otro, vía el complejo de Edipo, por ejemplo, en razón de lo cual pudo establecer que la muerte del ser querido es vivida como la realización ominosa del deseo de muerte cuyo contrapunto es una anhelada satisfacción de la pulsión sexual. Esto sin mencionar la equívoca interpretación de Allouch sobre el planteamiento freudiano del duelo como posible sustitución total del objeto muerto por otro objeto; y, finalmente, tal vez la más importante afirmación de Allouch: “Freud no se pregunta en lo que se ha convertido el muerto (especialmente: si hay o no, en un momento dado del duelo un cambio de su estatuto)” (Allouch, óp. cit.). Todo el tiempo en “Tótem y Tabú” —mito freudiano que no puede dejarse de lado cuando hablamos de duelo— Freud muestra un proceso clave: gracias al tabú y a los ritos funerarios y, el muerto transitará de espíritu temido y maléfico a antepasado para adorar. Pero más fundamental aún: en ese texto, el cambio de estatuto de protopadre a padre muerto y nombrado Tótem, es el tránsito que sienta nada más y nada menos que las bases de la cultura.
[2] Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia. Universidad Nacional de Colombia. Coordinadora: Profesora Martha Nubia Bello. Investigación: Los efectos de la impunidad en el duelo de las víctimas de violencia sociopolítica.