El cuerpo joven y urbano : poderoso territorio de anclaje
RESULTADO DE INVESTIGACIÓN: Proyecto de investigación: Cuerpo joven y nuevas ciudadanías - COLCIENCIAS 1998 - 2002
Resumen
Este artículo explica hasta qué punto las técnicas de diseño e intervención corporal que algunos jóvenes de clases sociales medias y altas en Santiago de Cali operan para hacerse a apariencias adecuadas, pueden interpretarse como recursos de anclaje y recreación de órdenes simbólicos y sentidos no siempre subordinados al mercado. En la apariencia corporal se expresará la dimensión política de los malestares del bienestar como resistencia y adhesión a un mundo que promete graficarlos con su oferta de bienes de consumo y servicios. El estilo propio y la oscilación entre el cuerpo orgiástico y el cuerpo vivido como realización de la personalidad, son síntomas de esa relación ambigua.
Palabras clave: jóvenes urbanos, culturas juveniles, estéticas corporales.
Abstract
This article explains to what extent the design techniques and corporal intervention that some youths of medium and high social classes in Santiago de Cali operate to be in appropriate appearances, which can be interpreted as anchorage resources and recreation of symbolic orders and not always perceived as subordinates to the market. In the corporal appearance the political dimension of the uneasiness of the well-being will be expressed as resistance and adhesion to a world who promises to gratify them with their ofer of consumption goods and services. The self style and the oscillation among the orgied and lived body as realization of the personality, those are symptoms of that ambiguous relationship.
Keywords: urban youths, youth culture, corporal esthetics.
1.
En El señor de las moscas, W. Golding recrea la dramática conversión de un grupo de educados niños en eros guerreros tribales, tras encontrarse abandonados en la isla, sin adultos y sin los constreñimientos regulares de la maciza escuela inglesa. En La vida nueva, O. Pamuk nos ilustra acerca de las vicisitudes de Canan, Osman y Mehmet, jóvenes universitarios turcos, de sectores acomodados, entregados a la embriagada búsqueda de un otro mundo prometido por un misterioso libro. Viajando sin rumbo en autobuses, Canan y Osman aspiran a descifrar los indicios que los conduzcan a esa nueva vida. Para los niños tribales de Golding y para los jóvenes nómades de Pamuk, las referencias, mojones y coordenadas del mundo que han conocido desaparecieron, o al menos se han reblandecido suficientemente como para producir una suerte de exilio y desorientación; y en ambos casos, mediante el expediente de experimentar con el cuerpo (tatuar, maquillar, enmascarar, punzar, escarificar, aguardar el choque de los autobuses) y con travesías e itinerarios (huidas y escapes), consiguen restituir de manera quizá provisoria, frágil y emergente algo de trazado y mapa para reorganizar el sentido de la vida (en las tres acepciones del término “sentido”: orientación, sensación y significación). La conexión entre pérdida de referencias o coordenadas e intensicación de la experimentación con el cuerpo y en el cuerpo ha sido expuesta como hipótesis de trabajo en González y Gómez (2003, 2005), y define los alcances del siguiente artículo. Adherimos a esta perspectiva toureiniana según la cual el sujeto, la persona como ciudadano que ejerce derechos e interviene en el porvenir de la especie humana, debe vérselas con dos fuerzas que amenazan. La primera amenaza con disolver a la persona, al sujeto, y adquiere la forma del mercado, la industria, la técnica, los medios de comunicación. La segunda amenaza con subordinarla o someterla instrumentalmente, y adquiere la forma de los fundamentalismos comunitarios, las xenofobias, los racismos de grupo y control de la comunidad, el grupo, la tribu. Lo que habría de “nueva ciudadanía” en las inversiones que hacen algunos jóvenes de sectores integrados (de capas medias y altas) en el cuerpo y de las inversiones del cuerpo, es que –en algunos casos– se advierten allí trazas de un trabajo de resistencia, inventiva y proyecto de sujeto respecto a los constreñimientos del grupo local (familia, grupo de pares) y respecto al efecto disolvente de los media, la técnica y el mercado. Este artículo presenta de manera sintética algunos resultados de un estudio adelantado en Cali (Colombia) hace cinco años y enriquecido con posteriores observaciones y análisis. El estudio revela cierta economía moral del joven de capas medias urbanas acerca de lo que se debe y se puede hacer con el cuerpo propio y con el de los otros, los juegos sociales en que invierten el cuerpo como recurso fundamental y las inversiones que se juegan en el cuerpo para hacerlo rendir simbólica y socialmente1 .
Los informantes corresponden a lo que Margulis y Urresti (1996) denominan “jóvenes juveniles”, aquellos que tienen una amplia moratoria social y vital que les permite posponer el tiempo en que asumen responsabilidades adultas (hogar propio, hijos, vivir del trabajo). Son lo que podríamos denominar –dentro de la heterogeneidad social que la categoría puede escamotear– jóvenes de capas medias, esos que cierta literatura académica y mucha de la prédica mediática califican como apolíticos, consumistas, hedonistas e individualistas. Viven en un mundo que objetivamente –en el mercado, en los media, en el entramado tecnológico, en lo masivo de la producción de bienes y servicios, en la extensión y anchura del entorno urbano, en la posibilidad de desplazarse a grandes distancias mediante máquinas de transporte y máquinas de comunicación– se ofrece como ámbito de posibilidades ilimitadas y abiertas (todo puede ser vivido), y –paradójicamente saben de manera práctica que deben habitar, experimentar y usar ese mundo limitando sus aspiraciones al tamaño de la realización individual y personal, lo cual produce la angustia y frustración de un mundo abierto y, al mismo tiempo, restringido por la necesidad de optar.
O para decirlo en términos esquemáticos: este continuo enriquecimiento de la necesidad, expresada como ampliación de las posibilidades, se opone a la contracción y contención, también continua, de las realizaciones efectivas. La frustración deriva menos de la imposibilidad de realizar un sueño que de la posibilidad de realizarlos todos y deber conformarse con unos pocos. Una auténtica inversión respecto a las formas heredadas de la frustración: sus padres no se realizaban o fracasaban cuando no concretaban un menú harto definido y limitado de aspiraciones. Ahora la amenaza es otra: ¿Cómo vivir el máximo de posibilidades, conservando un mínimo de consistencia y dominio personal (esto es, sin disolverse en el continuo industrial de ofertas, promesas y posibilidades de acceso a bienes de consumo, servicios y personas)? Un plegamiento excesivo de la persona a los requerimientos y reglas que prescribe la oferta de bienes y servicios mercadeados transforma, esas “posibilidades abiertas”, en disolución de los límites (autonomía) del sujeto.