Clínica de la tensión: una contribución a las problemáticas del cuerpo que envejece
Introducción
Con la denominación: “Campo de lo Corporal” nos referimos al conjunto de técnicas, prácticas, saberes, discursos y producción estética que hace eje en el cuerpo como objeto de estudio, investigación e intervención. Hablar de un campo de lo corporal implica señalar que hay un momento en la historia en que el hombre reflexiona sobre el cuerpo, su cuerpo y el de los demás. Se anoticia de la manipulación y uso de los poderes. Vuelve la mirada y se construye como objeto de conocimiento: y el cuerpo, como objeto de ese saber, cuestiona, interroga, critica las prácticas y discursos que aparecen como “naturales”, como “científicas” o “normativas”.
“Lo corporal” pone en crisis las supuestas verdades sobre el cuerpo. Expone una serie de relaciones problemáticas: organismo-cuerpo, biología-cultura, psiquismo–sociedad. Hablar del campo de lo corporal es un modo de pensar lo humano como “cuerpo-en-cultura” y dar cuenta de mecanismos, tecnologías y políticas sobre los cuerpos. Presenta un cuerpo que es es, también, ficción, fábula, discurso. Un cuerpo es un relato.
Existen desde siempre, desde que el hombre se organiza en grupos y culturas, milenarias “técnicas” corporales: técnicas para amar, parir, morir...Técnicas sobre la alimentación, el descanso, el trabajo y el ocio. Técnicas de crianza, de iniciación, de educación. Técnicas que definen valores sobre la carne, lo bello, lo feo, lo bueno y lo malo. Técnicas que organizan y sostienen un orden social: “cuerpos” de leyes, de policía, de ejércitos. Técnicas que administran premios y castigos, lugares económicos, pertenencias, exclusiones. Técnicas que modelan ideas, creencias, deseos...
Toda sociedad necesita resolver cuestiones fundamentales sobre la vida, la muerte, la sexualidad: enigmas de lo humano. Y es sobre la corporeidad donde va a intervenir para significar usos y costumbres, organizar rituales, crear lugares para nombrar y valorar a infantes y ancianos, hombres y mujeres. Cómo se determinan los cuerpos al interior de esa cultura, y cuales se categorizan como excluidos. Cuáles se in-corporan al cuerpo social, y como se define al diferente, enemigo o extranjero.
Por el contrario, las llamadas “técnicas corporales”, son un conjunto de disciplinas que representan ese momento en que el hombre se interroga sobre su cuerpo y sobre la relación de la corporeidad con el poder y la razón. En Europa, después del horror de las grandes guerras, surgen la Eutonía, el método Feldenkrais y la técnica Alexander. Ya Wilhem Reich había pensado en una disposición corporal de las defensas psíquicas, y en una dinámica energética de los conflictos, que continuará Lowen en Estados Unidos, con el nombre de Bioenergética. “Lo corporal” se apoya en diversas técnicas corporales cada una con su propuesta y encuadre de trabajo, con una visión particular sobre el sujeto y el mundo, con su forma de pensar el cuerpo y las problemáticas que él plantea: La Eutonia trabaja sobre la idea de “tono”; el método Alexander interroga el “uso” corporal, la Bioenergética investiga las organizaciones caractero-musculares. En nuestro país, bajo el influjo de las ideas renovadoras de la danza, el teatro y la plástica, se desarrollan la Expresión Corporal, la Gimnasia Conciente, el método de Fedora Aberasturi y un riquísimo Movimiento de lo Corporal que investiga la Máscara y la Escena, la Psicomotricidad, la Gimnasia de centros de energía, y la antigua y diferente mirada de lo oriental sobre el cuerpo.
El avance del psicoanálisis, la sociología y la antropología fundamentan una reflexión crítica sobre los usos corporales y las políticas de intervención. Se replantean los paradigmas y valores sobre el cuerpo, se cuestionan los ideales (recordemos que el modelo de salud era el de la gimnasia sueca y la danza clásica).
Se quiebra entonces, el racionalismo a ultranza, y también caen las ideas de rendimiento, exactitud, esfuerzo, voluntad como valores del cuerpo. Podemos pensar que el concepto de inconsciente de Freud nos permite pensar otro cuerpo, que responde a otra lógica: la del afecto, la pasión, la del dolor y el placer, un cuerpo erógeno que no sigue las lineas anatómicas sino senderos del deseo.
El trabajo corporal va a jerarquizar algunos ejes sobre los que se anudan estas prácticas: la percepción, el tono, la energía, lo postural, armando un nuevo ideal en la facilidad, la economía y la liviandad del movimiento; la conciencia del cuerpo y sus grandes organizadores: lo óseo, lo muscular, lo neurológico, etc. El reconocimiento de la imagen del cuerpo como aquel lugar de creación de un vínculo particular entre lo orgánico y lo fantasmático de la corporeidad; la expresividad y el contacto como modos de existencia de la imagen del cuerpo y como modos también de intervención en la práctica.
El campo de lo corporal nace como contestatario del cuerpo dañado y mutilado de la guerra, del cuerpo del Holocausto....Quizás podemos pensar que también en Argentina, el cuerpo social intenta repararse del horror de la dictadura, generando pequeños espacios de re-aparición. (Se puede plantear la polémica: ¿el desarrollo de lo corporal fue al modo de un síntoma, mientras desaparecían y torturaban, crecía la “liberación corporal” o fue verdaderamente un modo de elaborar, duelar y recrear redes de sostén?)
Así se van diseñando límites, formas y bordes de un campo de técnicas, disciplinas, interrogantes particulares: cuerpo en la cultura, cuerpo en relación, cuerpo como "territorio de imágenes".
Campo de lo corporal que se mantiene en construcción, y que anuda en el artículo: "lo" corporal: efecto de sustantivación por el cual el cuerpo ocupa sus lugares, se hace saber entre saberes, campo de experiencias, estilo de intervención; sustantivación donde la diversidad de prácticas y la multiplicidad de nombres deviene un abordaje singular de lo humano. "Lo corporal" que insiste en lo inasimilable del cuerpo, des-asimiento continuo, rechazo permanente a dejarse rotular, diagnosticar, encerrarse en una sola categoría de verdad.
Hacia una clínica corporal
El cuerpo es también y al mismo tiempo lugar de cruce de la historia subjetiva y la historia social: allí las prácticas, allí los nombres, allí las creencias y rituales, allí la ciencia... "carne trémula" en su origen, el organismo "se hace" cuerpo al interior de una familia, de una institución, de una cultura... "La madre y el padre no son solamente" el primer grupo ", “la madre y el padre son claramente la sociedad en persona y la historia en persona inclinados en la cuna del recién nacido”. Lo psíquico y lo histórico social no se recubren prolijamente uno al otro, pero en ambos se juega la capacidad creadora del hombre, su posibilidad de "hacer ser formas diferentes de existencia social e individual".(C. Castoriadis).
¿Qué decir del cuerpo, como pensarlo si no como lugar de producción singular y colectiva, territorio de ideas en pugna, espacio de imaginación-acción, cruce de determinaciones y de azares? Allí en la "carne", también, las "técnicas corporales", intentando producir diferencias entre los discursos establecidos y la percepción del cuerpo: esfuerzo de desafiliación, movimiento allí donde el sujeto inicia un cambio de posición; apoyo, cuando es necesario atravesar una tensión; poética, donde los caminos de la cura visibilizan configuraciones del cuerpo.
Suelo referirme a mi práctica terapéutica como una clínica de la tensión. Es un modo de nombrar que señala un paradoja, ya que tradicionalmente se asocian las técnicas corporales a la idea de relajación, y la mayoría de los autores que las fundaron se preocuparon por mejorar y proponer la relajación, la comodidad, la funcionalidad de los movimientos: armonía, flexibilidad, naturalidad, liviandad, fueron los valores que presentaron frente a las disciplinas y estilos corporales de su época.
Pero desde otra perspectiva, podemos decir que lo que impulsa y sostiene la vida es la tensión, más que la relajación, aunque esta sea deseable y anhelada. Freud le otorga un papel preponderante en la conformación del aparato psíquico y en la organización de una personalidad “normal”. Las nuevas ideas en ciencia y filosofía recuperan las nociones de movimiento, fuerzas, enfrentamientos, conflictos. Desde este punto de vista sobre lo corporal se puede considerar como criterio diagnóstico la capacidad de enfrentar las “tensiones de la vida”.
La tensión se define como el estado que producen fuerzas opuestas, contrarias. Pero también como aquella fuerza que, inversamente, impide que un cuerpo se separe, se disgregue: tensión es lo que mantiene unidas las partes que componen un cuerpo. Es una noción psico-somática, que puede aparecer bajo la forma de una contractura, de una conducta, o de un conflicto. La transformación de la tensión remite a las ideas de trabajo psíquico y de resistencia, así como el pasaje de la cantidad a la calidad y sus diferentes vicisitudes. Esto permite pensar líneas de diagnóstico y caminos de intervención terapeútica según las modalidades en que se presenta la tensión.
En las técnicas corporales que se desarrollan en Europa en los años 40 y 50, la tensión aparece como algo que es necesario evitar o, si ya instalada, encontrar los mejores recursos para disolverla, redistribuirla, etc. La relajación ofrece un modelo de cuerpo ideal a alcanzar y mantener.
Estos abordajes hacen recordar las primeras formulaciones teóricas de Freud, en las cuales el funcionamiento del sistema nervioso esta regido por el “principio de inercia”, la tendencia a “desembarazarse de la excitación”. Esta búsqueda de la “no-tensión“, inalcanzable en la naturaleza del humano es reformulado como “Ley de constancia”, ideas con las que Freud construirá el conjunto de su teoría y que dan cuenta del funcionamiento del aparato psíquico.
Podemos pensar entonces en el eje tensión-relajación como constitutivo de la corporeidad. Más que la absoluta flaccidez la vida moldea los distintos grados de tensión, y la salud y la enfermedad serán también manifestaciones de la capacidad de enfrentar las “tensiones de la vida”.Ya sea que surja de necesidades básicas o del funcionamiento intrapsiquico la tensión y sus vicisitudes parece estar en el centro de las cuestiones de la clínica y de los procesos de construcción/de-construcción de la imagen propia.
Si nos ubicamos en un contexto psicoterapéutico, podremos ver un cuerpo desplegando multiplicidad de aspectos. Las variadas escuelas y teorías de la cura harán hincapié en relaciones diferentes: cuerpo-significante, cuerpo-conducta, cuerpo-grupo. Pero la clínica corporal instala una especificidad y articula un dispositivo técnico-terapeútico que favorece:
La producción de percepciones.
La visibilidad de las tensiones.
La nominación y figuración de los estados-cuerpo.
La puesta en movimiento y circulación de imágenes, sentidos, cantidades y cualidades corporales.
La apropiación y corporización del organismo.
Considero que estas nociones articulan un espacio donde juegan algunos “imposibles” de la clínica corporal: “relajarse”,”percibirse”,”expresarse”,”comunicarse”, serán propuestas para ser problematizadas. Mas que objetivos alcanzables, la actitud clínica considerará lo que surja como nuevo en el intento de...; lo más interesante no será el cuerpo relajado sino las dificultades de relajarse, la movilidad de los estilos de expresarse, los malentendidos de la comunicación; la clínica corporal no es sin-tensión, mas bien transita entre tensiones y entre imposibles. Es una clínica paradojal, en el sentido que Winnicott le otorga: paradoja como aquello contradictorio pero estructurante, que es necesario sostener, y no resolver
La noción de tensión me parece útil para pensar algunas cuestiones clínicas y posibilidades de intervención en un proceso terapéutico. Las definiciones de tensión remiten a cantidades, a fuerzas que se hacen o no presentes en un cuerpo, a las diferentes intensidades; y a las transformaciones de esas cantidades en cualidades corporales. También, como la pulsión, incluye la idea de trabajo y la de resistencia. Y la de un entorno, o ambiente donde un cuerpo pueda presionar, empujar, abrir, encontrar.
Tensiones del envejecer
¿Cómo pensar la vejez y sus procesos desde el concepto de tensión? La vejez es una realidad biológica del ser humano y como tal es estudiada desde la ciencia médica, la sociología y la antropología. Desde una mirada psicoanalítica, sabemos que toda realidad biológica implica para el psiquismo una tares, tarea de representación, de simbolización y enlace. En este sentido no hay una “vejez” sino “vejeces singulares”, diferentes maneras de reordenar los cambios somáticos como socioculturales. Subjetividades diferentes, cuerpos con historias, recursos y ambientes diferentes también.
Nuestra posición es la de no generalizar ni naturalizar a la vejez, sino observar y reconocer en cada situación las formas particulares con que se atraviesan lo que hemos llamado “tensiones del envejecer”.
El lugar privilegiado de estos procesos de elaboración de la tensión es el cuerpo como lugar de representación, de expresión, de patologización. Sus articuladores teóricos son los conceptos de esquema corporal e imagen del cuerpo. Las técnicas corporales ofrecen una gran variedad de alternativas de aplicación en sectores de la población más vieja, tanto en su vertiente preventivo-asistencial como en aspectos recreativos-artísticos, inaugurando la posibilidad de conceptuar una psicoterapia de abordaje corporal para adultos mayores. En ella, el dispositivo propio del trabajo corporal que propone un ámbito de cuidado y sostén, los elementos y estímulos que utiliza, junto con una adecuada formación del profesional, generarán un espacio terapéutico que permita:
Desplegar las tensiones y conflictos propios del envejecer.
Revisar las fantasías y los modelos familiares o culturales sobre la vejez.
Ejercitar las capacidades de relajación, movimiento y contacto no solo como funciones biológicas; también en su función subjetivante.
Enriquecer la imagen del cuerpo, transformándola en una representación mas flexible y dinámica.
Voy a compartir algunos trabajos realizados en clases y talleres de los cursos de Especialización en Psicogerontología de la Universidad de Maimónides. El recurso utilizado es el de silueta o mapa corporal. En ellos podemos pesquizar distintas aproximaciones a las representaciones imaginarias sobre la vejez de los profesionales o estudiantes del campo. (mostrar siluetas)
Muchas de estas problemáticas particulares del envejecimiento pueden ser elaboradas desde el trabajo corporal, en un dispositivo que reúne movimiento-percepción-palabra: Algunos contenidos específicos del trabajo corporal permiten acceder a situaciones concretas de la persona envejeciente:
Lo postural (sostén)
La relajación (confianza)
El equilibrio (seguridad)
La flexibilidad ( adaptación y cambio)
Lo vincular (intercambio y juego, lazo social)
La expresión (creatividad, emoción, figurabilidad)
Para terminar, quiero compartir una película que muestra hasta qué punto el cuerpo es superficie de inscripciones imaginarias. El cuerpo es multiplicidad de potencias que varían según las afectaciones sociales. Cuerpo es imagen, es relato, su espesor está dado por la trama social.