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Modelos hegemónicos, creaciones siniestras: el cuerpo en la cultura depredadora



Introducción*


La intención del trabajo es mostrar cómo a partir de que la modernidad tardía le rinde un culto al cuerpo, se va dando un fenómeno sumamente peculiar, la aparición de modelos de cuerpo, estos son propios de nuestra época, no existían y de algunos años a la fecha se manifiestan de una manera apabullante, consideramos que estos modelos tienen la firme intención, no de que el cuerpo se manifieste de manera sana, que disfrute o goce, no; sino de alienarlo, sujetarlo y enfermarlo. Lo contradictorio de este culto al cuerpo es más que permitir su liberación como se pregonó en los años 60´s y 70´s del siglo pasado, la cultura del cuerpo que emergió es una cultura de masas represiva, que se vuelve contra el cuerpo. J. M. Brohm nos alertaba de ello cuando decía que, “la actual cultura de masas es un culto al cuerpo alienado, una explotación del cuerpo.”[1] El cuerpo se ha convertido en el símbolo por excelencia de la cultura de masas, pero fetichizado. Para lograrlo se han ido creando modelos de cuerpo, aquí expondremos tres que han ido apareciendo de manera paulatina a partir de los años 70´s la pregunta es ¿Cuáles son estos tres modelos y qué los caracteriza? Estos son: 1) En el ámbito de la actividad deportiva el modelo creado es el cuerpo-enano de las adolescentes gimnastas que un boletín de prensa en las Olimpiadas de Atlanta denominó Niñas Bonsai; 2) en el ámbito de la nueva estética femenina el modelo de las top-model, que es el cuerpo descarnado, el cuerpo de la delgadez extrema; 3) y en el ámbito del ejercicio físico el modelo del joven vigorexico, el cuerpo hipermusculoso. Consideramos que estos 3 modelos, fabricados por la cultura de masas en la modernidad tardía son creaciones siniestras, intentaremos mostrar por qué.


Modelos de cuerpo


1. El modelo del cuerpo-enano


No es una casualidad que sea en el campo del deporte donde se fabrica un modelo de cuerpo y que se le muestre al mundo para que lo admire, lo elogie y quieran imitarlo. La razón es que, el deporte en la sociedad tiene un papel de primerísimo orden, esto porque, “en todos los sectores populares de la sociedad se ha desarrollado la idea ampliamente explotada por el estado burgués, de que el deporte (…), también es un medio insustituible para la formación general, moral cívica y cultural.”[2] Por ello el deporte es promovido de manera constante por políticos de todo cuño, así como autoridades educativas y sanitarias, que “ven” en él un medio ideal para encausar la formación de niños, adolescentes y jóvenes.


El gran desarrollo de la gimnasia femenina se da a partir de los años 70´s del siglo pasado, de manera concreta con la actuación de la gimnasta rusa Olga Korvot en la Olimpiada de Munich en 1972, con ella aparece el cuerpo infantil de las gimnastas, con sus 17 años cumplidos Olga media 1.49 mts. y pesaba menos de 49 kilogramos, ella inaugura una nueva época que se verá consolidada 4 años más tarde por la gimnasta rumana Nadia Comaneci que con sus 14 años y características corporales similares, se convertirá en la reina de los Juegos Olímpicos deslumbrando al mundo. Estas adolescentes diminutas serán el prototipo de un modelo que sigue estando presente en nuestros días y la pregunta sería ¿por qué este modelo? Porque los entrenadores rusos se dieron cuenta de que un cuerpo pequeño podría ejecutar de mejor manera las rutinas que se realizaban en ese momento y crear otras con mayor grado de dificultad, un cuerpo con esas características puede rendir más y por ende ser más competitivo. J. Toro nos dice que, “no basta con dominar una serie de habilidades psicomotoras, además esas habilidades han de ser desarrolladas por una muchachita con un cuerpo prepuberal, de una niña (de una niña delgada claro está).”[3]


Un ejemplo es, la reciente la campeona del mundo en gimnasia en el 2006, la italiana Vanesa Ferrari mide 1.43 mts. y pesa 34 kgr., y tiene una cara angelical, al verla uno calcula su edad, tiene 11 o 12 años, pero no, Vanesa tiene 16 años, es una adolescente con cuerpo de niña, una niña-bonsai. Esto es una constante en todos los equipos de gimnasia de cualquier país, sus gimnastas son adolescentes a las que se les ha detenido su desarrollo.




[1] Jean Marie Brohm, La civilización del cuerpo: sublimación y desublimacion represiva, en <<Partisans>> Deporte, cultura y represión, Barcelona, Gustavo Gili, 1978, p. 61


[2] Ginette Berthaud, Educación deportiva y deporte educativo, en <<Partisans>> Deporte, cultura y represión, Barcelona, Gustavo Gili, 1978, p. 97


[3] Joseph Toro, El cuerpo como delito. Anorexia bulimia, cultura y obesidad, Barcelona, Ariel, 1999, p. 219


*Universidad Pedagógica Nacional Unidad 153 Ecatepec - Escuela Superior de Educación Física, México D.F., México / toga_46@yahoo.com.mx



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