EL CUERPO EN COLOMBIA - Estado del arte cuerpo y subjetividad -
RESULTADO DE INVESTIGACIÓN: Investigadores principales: Nina Alejandra Cabra A. Manuel Roberto Escobar C. / Coinvestigadores: Jorge Alberto Palomino Forero, Javier Tatis Amaya, Lina Rincón / Asistente de investigación: Yaddy Paola Niño / Responsable académico IDEP: Jorge Alberto Palacio Castañeda / Asesora: Zandra Pedraza Gómez (Profesora asociada Departamento de Lenguajes y Estudios Socioculturales de la Universidad de los Andes, Bogotá-Colombia).
Prólogo: Elsa Muñiz
Los desafíos con el advenimiento de nuevos objetos y sujetos de estudio. Las últimas décadas han atestiguado el surgimiento del cuerpo como un objeto de estudio privilegiado de los estudios culturales y de un nuevo campo de investigación que ya cuenta con un sólido corpus, evidencia del importante desarrollo que dicho ámbito de indagación ha alcanzado.
Un estado del conocimiento como el que aquí se ofrece, permite entender el conjunto de relaciones sociales, políticas y económicas en el que se define la existencia de un determinado objeto de estudio. Es decir, habla de su historicidad al definir el tiempo y el espacio en los cuales ha surgido, a la vez que muestra los malestares que viven los sujetos y sus turbaciones en torno a sus cuerpos, y de tales desconciertos la academia intenta dar cuenta.
La recuperación del conjunto de obras que circulan y que constituyen parte de un corpus consolidado de investigaciones, posibilita la comprensión de las apuestas teóricas que intentan brindar interpretaciones novedosas, tanto a problemáticas recién reconocidas como a incertidumbres añejas. En tanto nuevo campo de indagación, los estudios del cuerpo han definido su objeto científico de investigación, que goza de pleno reconocimiento a lo largo y ancho del planeta.
Partiendo de estas conjeturas, la obra que nos convoca es un estado del conocimiento crítico y analítico que expone con claridad la manera como los estudios del cuerpo en Colombia han surgido y se han arraigado, siendo uno de los países en los que, sin duda, este ámbito de estudio ha alcanzado un desarrollo significativo que puede observarse en el conjunto de investigaciones seleccionadas por los autores de este trabajo. Considero que algunos de los elementos característicos de la formación socio-histórica y cultural de Colombia constituyen parte de las buenas razones que han dado sentido al desarrollo de los estudios del cuerpo en este país: la importancia de la higiene y la relación salud-enfermedad en la formación de la nación en la modernidad latinoamericana desde el siglo XIX; la cuestión de la raza, en tanto mestizaje, negritud y procesos de blanqueamiento en un contexto de poscolonialidad; la concepción del género y la sexualidad en la que la corporalidad se convierte en definitoria de la feminidad y la masculinidad, y la relevancia de la educación y el disciplinamiento de los sujetos a través del control de sus cuerpos. Podemos considerar que estas preocupaciones se han vuelto más claras y apremiantes a partir de la década de los ochenta del siglo XX; en particular, la búsqueda se encamina insistentemente hacia la comprensión del cuerpo en tanto constitutivo de la subjetividad, tema que guía las pesquisas de este estado del conocimiento.
La revisión realizada muestra las maneras como la academia ha fijado su atención en un conjunto de procesos sobre el cuerpo y la corporalidad hasta hace poco tiempo ignorados, inquietudes que gracias a una investigación sistemática han empezado a ser respondidas. Como bien lo señalan los autores, “El surgimiento de una pregunta supone una compleja red de acontecimientos, en los que convergen intereses epistemológicos, inquietudes existenciales, tensiones sociales, movimientos culturales y una densa trama de hechos históricos”. Siguiendo estas reflexiones y los argumentos de la historiadora de la ciencia Lorraine Daston1, afirmamos que los objetos científicos tienen una historicidad y un momento de nacimiento que nos permite reconocerlos como tales. A propósito de una de las obras compiladas por ella, propone reconocer cuatro formas de aproximación a la historicidad de los objetos de estudio: la prominencia, la emergencia, la productividad y el arraigo. Estos cuatro tipos de acercamiento están presentes cuando hablamos del cuerpo, confirmando su carácter de objeto de estudio tanto en la vertiente considerada como estudios del cuerpo como de las distintas disciplinas sociales.
La prominencia significa las formas como procesos anteriormente poco atractivos, en un momento determinado logran fijar la atención científica, se convierten en objeto de investigaciones potentes y de teorías complejas. El cuerpo ha estado siempre ahí en el ámbito cotidiano, eso es indiscutible, en tanto la materialidad del sujeto es parte de la materialidad del mundo; sin embargo, someter al cuerpo al escrutinio científico, lo altera de modo significativo (ídem).
Así, desde esta perspectiva, los acontecimientos corporales que habían permanecido dispersos se vuelven comprensibles a través de conceptualizaciones más o menos coherentes (cuerpo, corporalidad, encarnación, prácticas corporales), del establecimiento de criterios de pertenencia-excepción (racismo, sexismo, etarismo, aspectismo), de la definición de formas distintas de representación (género, transgénero), en las que la investigación sistemática hace más visibles y complejos algunos hechos considerados superfluos o nimios (la belleza). Y como ya lo hemos apuntado, también las circunstancias políticas y culturales pueden constituirse en factor de prominencia.
En cuanto a la emergencia, que postula formas de novedad más radical, representa un proyecto ontológico más ambicioso (ídem). En este sentido afirmamos que si bien el cuerpo ha logrado relevancia científica, la emergencia se encuentra en que son algunas disciplinas sociales y en particular los estudios del cuerpo, los que lo han identificado como el objeto de sus indagaciones, lo cual significa redefinir sus propiedades. La concepción del cuerpo como lo biológico o lo natural del sujeto, todavía dominante en el pensamiento occidental, ha dado paso a su reconocimiento como un producto de la cultura. De este modo, las nuevas miradas desafían la inmutabilidad asignada al cuerpo en tanto objeto de estudio de algunas disciplinas, como la Antropología Física o la Anatomía; desde la notoriedad que el cuerpo ha adquirido para los estudios culturales asume las cualidades de ser flexible, cambiante, perdurable y, por tanto, complejo.
En la tercera forma de historicidad de los objetos científicos, la productividad, encontramos que el cuerpo como objeto de estudio ha superado las expectativas y la imaginación enmarcada en los modos dominantes de pensar y hacer, y ha producido resultados, lo cual queda plenamente constatado en la obra que ahora prologamos. Las implicaciones, sorpresas, conexiones, manipulaciones, explicaciones, aplicaciones, han llevado a pensar en el cuerpo como un objeto de estudio con capacidad para propiciar la generación de nuevas apuestas teórico-heurísticas. Dichas indagaciones también nos hablan de la manera como los estudios del cuerpo han generado explicaciones diferentes, desarrollado novedosos acercamientos y la inmensa necesidad de trascender el plano disciplinario para consolidar perspectivas transdisciplinarias. Finalmente, según las sugerentes reflexiones de Daston, los objetos científicos deben estar arraigados en un campo más amplio de la cultura material y la práctica científica. El cuerpo en tanto objeto de los estudios culturales está sostenido en la noción de ser un producto de la cultura y como tal se somete a los métodos y técnicas desarrollados por las diversas ciencias sociales, así como a la mirada transdisciplinaria necesaria para este novedoso objeto de estudio. En este sentido, Bruno Latour (en Daston, 2014) señala que al estar radicados, los objetos de estudio participan de un sistema de soporte constituido por equipos y procedimientos con el fin de permanecer como tales. Según sus planteamientos, la existencia/persistencia de los objetos científicos depende de la institucionalización de prácticas y de la variedad de instrumentos teórico metodológicos ya establecidos.
Este proceso, que tan nítidamente observamos en la constitución del cuerpo como objeto de estudio, muestra que los objetos científicos nacen, se hacen más reales en la medida en la que se interceptan en sistemas consolidados, en redes de relevancia culturales y se interconectan con otros procesos. Desde el interés que ha despertado el cuerpo para los estudiosos, se han producido espacios y redes donde el análisis y la discusión sobre las temáticas más constantes se advierten potencialmente relevantes y sólidas. En conclusión, lo que muestran los autores de la obra aquí presentada es precisamente el nacimiento del cuerpo como un objeto de estudio propio de los estudios culturales. De ahí que este recorrido, por lo escrito y reflexionado sobre el cuerpo desde distintos acercamientos, sea más que dar cuenta del número de libros, artículos, tesis y revistas especializadas, e implica mostrar la diversidad de temáticas, las aproximaciones teóricas y las apuestas metodológicas que se van perfilando desde el momento en que este campo de estudio se constituye a partir de la definición de su objeto.
NOTAS
Daston, Lorraine (2014 [2000]). Biografías de los objetos científicos. México:La Cifra Editorial CONACULTA.