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EL CUERPO HUMANO ANTE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS MÉDICAS Hacia una redefinición del nacimiento ...


 

RESULTADO DE INVESTIGACIÓN: Este trabajo es parte de los resultados del proyecto de investigación «Análisis sociológico del impacto de las nuevas tecnologías en el sistema sanitario» (Plan Nacional de la Ciencia, PBS89-0576).

 

La ciencia y la tecnología, y muy especialmente la ciencia y las tecnologías médicas, son protagonistas destacadas de avances importantes en la solución de problemas de la sociedad contemporánea, en la mejora de los niveles de bienestar y en el aumento de la calidad de vida de los ciudadanos. Pero ni la ciencia ni sus aplicaciones tecnológicas, ni los científicos o expertos actúan en el vacío social. Más bien al contrario. Su papel y actuación están inmersos en el entramado de relaciones, contradicciones y conflictos que dan forma a la sociedad. En ese entramado su protagonismo como solucionadores de problemas y mejoradores del bienestar colectivo corre paralelo a su papel de conservación de dicho entramado social. De ahí que el papel fundamental de la ciencia y la tec-nología sea el mantenimiento del orden social que lo configura. Pero a la vez que conservador, el carácter inherentemente transformador de la ciencia y la tecnología las convierte en poderosos elementos de transformación y cambio social.


En los casos específicos de las tecnologías de reproducción asistida (NTRA) y el trasplante de órganos es palpable su multidimensionalidad. Las NTRA conceptualizan como enfermedad (o problema médico) un fenómeno que es biológico (la incapacidad para tener descendencia) y que ha sido definido históricamente como problema social con sanciones negativas para las personas afectadas (estigma). Su actuación (terapia) ante dicho problema implica la aceptación y certificación científica de dicha situación como problemática. Las NTRA sustituyen, ya sea con otro material genético o con un procedimiento técnico, el proceso o/y los elementos de la procreación. Es por tanto aplicable a situaciones diversas; en algunos casos el material genético es inviable, en otros el proceso natural de fecundación no funciona adecuadamente, e incluso en otros falta uno de los elementos, hasta ahora fundamentales, de la procreación (la pareja). La medicina ofrece una solución técnica a un problema social. Para su actuación necesita, a la vez que implica, una redefinición del inicio de la vida, del estatus del material genético, y del cuerpo humano mismo. Su aplicación ha abierto también un número importante de enigmas y contradicciones relacionadas con las diversas posibilidades de filiación generadas (M. Juan, 1994). Así, mientras que se basan y actúan sobre una definición social de pro-blemas (con lo cual lo reproducen), abren la puerta a cambios sociales y de valores con respecto a creencias muy arraigadas en relación al inicio de la vida, la manipulación genética, la intervención en el proceso de creación, o la filiación. Las NTRA acercan cada vez más a la ciencia al deseo de creación de la vida. El trasplante de órganos es un aparato tecnológico que en sí mismo encarna también elementos conservadores junto a fuerzas de cambio y transformación. Estas técnicas se encuadran netamente en la más plena ortodoxia de la medicina como intervención externa y reparadora sobre el cuerpo. El control sobre los cuerpos y sus partes queda reforzado como mecanismo de prolongación de la vida. En el caso de los trasplantes la prolongación de la vida implica una redefinición de muerte, y por tanto de la esencia de la vida y de la persona: la dimensión cerebral.


La muerte de una persona se convierte en fuente de vida para otra u otras. Sin duda, la aplicación de estas técnicas está dando lugar a, a la vez que requieren de, cambios sociales y de valores importantes acerca de la esencia del ser humano, de la identidad del cuerpo y de sus partes, y de la esencia de la existencia. El cuerpo como objeto central de control tecnológico está siendo redefinido. Sus partes son fuentes de vida pero no vida en sí mismas. Quizás la ciencia y tecnología están todavía lejos de la creación de vida y de la conquista de la muerte, pero sin duda están redefiniendo y transformando ambos conceptos. Y en ese proceso abren las puertas a la transformación de valores, creencias y actitudes sociales basadas en las definiciones de vida y muerte. Nuestra sociedad considera como extremadamente beneficioso el avance en la conquista de la vida y sobre la muerte. Sin embargo, a menudo se olvidan los enigmas, ambigüedades, dilemas, contradicciones o transformaciones fundamentales que ello implica. Y es precisamente el paradigma que explica y da sentido a la realidad actual el que a su vez la cambia.


LA TECNOLOGÍA EN EL INICIO DE LA VIDA HUMANA


Aunque el nacimiento continúa siendo una etapa muy significativa en el proceso de la vida humana, el conjunto de técnicas médicas está modificando sustancialmente una parte de la procreación. Las nuevas tecnologías se podrían catalogar en función de su incidencia diferente en el proceso reproductivo. En primer lugar, aquellas que inciden en la fecundación y, en segundo, lugar las que inciden en el control de la gestación. En el primer grupo se encuentra la inseminación artificial (IA), la fecundación in vitro (FIV), la transferencia de embriones (TE), la crioconservación o congelación de embriones, la selección de sexo y la terapia genética. En el segundo grupo se encuadran las tecnologías que permiten un mayor control médico del embarazo mediante pruebas prenatales, escáner de ultrasonidos y cirugía correctiva del feto. Uno de los aspectos más significativos de este segundo grupo de tecnologías es la posibilidad de visualizar y por tanto otorgar identidad al ser que se está gestando. Durante el período del embarazo las técnicas de diagnóstico prenatal, como la miocentesis o los ultrasonidos, pueden detectar diversas anormalidades funcionales en el feto y su desarrollo. El mirar dentro del útero abre nuevas dimensiones médicas, sociales y éticas. El feto se convierte en un ser visible, con entidad propia, sobre el cual la mujer que lo gesta tiene una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo ya no le pertenece por completo. La medicina adquiere un con-trol parcial del feto gracias al proceso de visualización y la sociedad en su con-junto responsabilidad sobre el ser identificado como vivo. La aplicación de estas tecnologías transforma el significado del interior del útero, deja de ser un lugar oscuro y lleno del misterio que genera la creación de la vida y se convierte en un lugar visible, explorable clínicamente, manipulable hormonalmente e incluso un lugar de transferencia de embriones generados en otros espacios.


Desde el mundo médico-científico se justifica la aplicación de las NTRA como instrumentos que ayudan a las mujeres a cumplir sus deseos de maternidad a la vez que garantizan la salud del nuevo ser. La aplicación y desarrollo de las tecnologías médicas están enmarcadas en dimensiones sociales y políticas complejas. La reproducción asistida es un claro ejemplo de construcción social de la salud y enfermedad y del papel de la medicina como mecanismo de control social. La medicina define como enfermedad problemáticas netamente sociales. El carácter de enfermedad de la imposibilidad de tener hijos es ambiguo puesto que no representa una amenaza para la vida de los individuos, aunque sí impide desarrollar adecuadamente (y de ahí su clasificación como tal) los roles sociales que les corresponden (padre y madre). La tecnología, como solución médica, contribuye a perpetuar los prejuicios y perversiones del con-trol sobre las mujeres. Existen además intereses profesionales de prestigio cien-tífico en la solución de esta «enfermedad». La aplicación de las NTRA genera ambigüedad y contradicciones.


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