HABITUS: UNA ESTRATEGIA TEÓRICO-METODOLÓGICA PARA LA INVESTIGACIÓN DEL CUERPO Y LA AFECTIVIDAD
INTRODUCCIÓN
El objetivo de este artículo es hacer una revisión teórico-metodológica de la categoría habitus de Pierre Bourdieu, poniendo énfasis en su potencialidad para las investigaciones de las prácticas corporales y sus implicaciones afectivas, es decir, aquellas actividades en las que el cuerpo y su sentir no sólo son soporte de la acción, sino también productoras de sentido. En el primer apartado analizaremos la concepción de habitus según Bourdieu, a la luz de algunos momentos coyunturales de su trayectoria intelectual, pero haciendo énfasis en la dimensión corpóreo-afectiva. Es decir, destacaremos el modelo de acción corporal que subyace a esta categoría, la cual parte del supuesto de que el actor está comprometido en su hacer e implicado afectivamente con el mundo. En el segundo apartado recuperamos las dimensiones que implica el habitus según una reciente y novedosa interpretación propuesta por Loïc Wacquant.1
En el tercer apartado mostramos las vías metodológicas que siguió Bourdieu en la utilización de esta categoría, tanto en el nivel colectivo como en el individual, es decir: 1) la homologación de las prácticas grupales y 2) las tomas de posición y disposición según una trayectoria individual, así como la revisión crítica de dichas estrategias. Finalmente, mostraremos no sólo los alcances de la categoría bourdiana sino las tensiones y límites de la misma, así como posibles estrategias metodológicas que recuperen los puntos ciegos señalados por quienes han continuado trabajando dentro de dicha tradición, a saber, Loïc Wacquant, Bernard Lahire y Nick Crossley, principalmente.
EL PROBLEMA DEL CUERPO Y LA AFECTIVIDAD EN LA CATEGORÍA HABITUS
La categoría habitus tiene un fuerte componente corporal. El mismo Bourdieu señaló en varias ocasiones que el habitus es una categoría que hace posible observar la sociedad en un estado in-corporado, es decir, hecha cuerpo.2 Sin embargo, Bourdieu no desarrolla una sociología del cuerpo en el sentido que hoy entendemos.3 No obstante, su programa de investigación permite pensar el cuerpo desde una perspectiva sociológica y en el marco de una teoría general que parte de un modelo de acción corporal.4 Dicha posibilidad se explica por dos razones: una disciplinar y otra teórica.
La primera se relaciona con el viraje que Bourdieu hizo de la filosofía a la antropología. Su viaje a Argelia en la década de los años cincuenta fue decisivo en la sensibilización del trabajo de campo en condiciones de guerra en un contexto colonial.5 No es casual que como lo señala Bryan Turner, la antropología, a diferencia de la sociología, haya sido sensible desde sus inicios al estudio del uso social de la condición corporal del ser humano.6 En este sentido, la entrada disciplinar de Bourdieu a la sociología lo sensibiliza para una visión integral del ser humano en tanto no fragmenta el acervo antropológico del sociológico, aspecto interesante a considerar en el contexto contemporáneo de la hiper especialización en las disciplinas. La segunda razón obedece a las discusiones intelectuales frente a las que Bourdieu elabora su propuesta. Por una parte, la crítica que Bourdieu hace al modelo de la acción racional que presupone un actor consciente y racional según el esquema medios-fines (homo economicus) lo orienta a la búsqueda de un referente que contemple los aspectos prácticos y no conscientes de la acción, como el cuerpo y las emociones.7 Por otra parte, el cuestionamiento a la corriente estructuralista, en la medida en que no considera la distancia que existe entre un modelo de acción por reglas y la realización efectiva de las prácticas, posibilita su mirada hacia el cuerpo y su hacer. Esta lectura crítica del estructuralismo le permitió reinscribir la experiencia de los actores en términos corpóreo-afectivos como un producto histórico. En este sentido, no es casualidad que Bourdieu tenga una lectura crítica de la fenomenología, pero al mismo tiempo recupere a autores como Edmund Husserl y Maurice Merleau-Ponty.8Ahora bien, cabe señalar que la categoría habitus forma parte de una tríada conceptual (habitus, campo, capital) que busca aprehender la lógica de las prácticas. No obstante, hemos optado por trazar una lectura del habitus como una herramienta que, más allá de dicha tríada, tiene sus propios alcances para la investigación sociológica del cuerpo. La justificación de esta decisión metodológica tiene que ver con que el propio Bourdieu se valió de la categoría habitus mucho antes de incorporarla a la tríada por la que sería reconocido tiempo después.
Los primeros escritos sociológicos de Bourdieu sobre la condición campesina en el sudoeste de Francia en la década de los sesenta muestran cómo sus preocupaciones iniciales giraban en torno a comprender no sólo las relaciones objetivas que condicionaban las estrategias matrimoniales, sino la experiencia práctica de las personas que transitaban de un orden matrimonial regido por una lógica patrimonial a otro en el que los matrimonios se realizan por elección. Estas primeras investigaciones apuntalaron el sentido que iba a adquirir la categoría habitus desde el inicio de la obra de Bourdieu.
Así, el investigador define esta categoría no sólo por la influencia de diversos autores (desde Aristóteles, Santo Tomás, Mauss, Panofsky, Durkheim, Weber, entre otros),9 sino y principalmente, por su trabajo de campo. En la investigación ya mencionada sobre los solteros del Bearne hace explícita la referencia a las “técnicas corporales” de Marcel Mauss10 y señala cómo el campesino acampesinado padece el baile anual, pues, a decir de Bourdieu:
[…] de igual modo que los bailes de antaño eran solidarios de toda la civilización campesina, los bailes modernos lo son de la civilización urbana; al exigir la adopción de nuevos usos corporales, reclaman un auténtico cambio de “naturaleza”, pues los habitus corporales son lo que se percibe como más natural, sobre lo que la acción consciente no tiene asidero.11
Como se aprecia, el elemento corporal es un referente fundamental en la definición de esta categoría. Ese rasgo se acentúa al recuperar el término en griego del habitus, a saber, la héxis.