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LOS ARCHIVOS DEL CUERPO ¿CÓMO ESTUDIAR EL CUERPO?


RESEÑA


Por: Emilia Perujo Lavín

Licenciada en Antropología Social y Maestra en Antropología Médica, UvA; doctorante en Antropología del Instituto de Investigaciones Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, Ciudad de México (México). E-mail: emilia.perujo@gmail.com)


EDITORIAL: Universidad Nacional Autónoma de México - Programa Universitario de Estudios de Género

COORDINADOR: Rodrigo Parrini Roses

CIUDAD: Ciudad de México

NÚMERO DE PÁGINAS: 389


Para mas INFO sobre la publicación ver: http://museomujer.blogspot.com/2013/08/los-archivos-del-cuerpo-como-estudiar.html




Uno de los propósitos de un archivo, según el libro que reseño aquí, es “rescatarlo no dicho y lo olvidado” (13). En las ciencias sociales, y a pesar deque todos los procesos que observan pasen por éste, usualmente lo no dicho y olvidado ha sido el cuerpo. Los archivos del cuerpo es el resultado del seminario organizado por Rodrigo Parrini Roses en el 2008 en el PUEG UNAM—en línea con un esfuerzo más amplio en México y América Latina—alrededor de las preguntas ¿cómo estudiar el cuerpo?, ¿cómo responder a las particularidades y los múltiples retos que plantea un objeto de estudio que con pocas excepciones ha permanecido si no en completo silencio, sí en un área borrosa y evasiva en nuestras disciplinas? Esta compilación asume el problema más difícil, el fenómeno del cuerpo (11), y da cuenta, como archivos que no pueden registrarlo todo, de que lo sugerido por esas preguntas no es una respuesta sino una variedad de aproximaciones y nuevas preguntas.


Este volumen lo hace con una selección cuidadosa de propuestas que forman parte de distintos archivos por su manera de aproximarse al cuerpo: cartografías, topografías, anomalías, escenografías y resistencias. El archivo “Cartografías” propone distintas perspectivas teóricas, posibles formas de pensar el cuerpo. El énfasis en la voluntad del cuerpo-persona del siglo XXI, el cuerpo como proyecto, aparece en los dos primeros artículos (David Le Breton, Rodrigo Díaz Cruz) donde se plantean varias interrogantes sobre las posibilidades del cuerpo, la identidad elegida y susceptible de transformarse, la apropiación del cuerpo, su fragmentación y extensiones y la tensión entre la decisión personal y los discursos externos que la delimitan. ¿Qué hay de único e individual en intervenir el propio cuerpo como lo hacen tantas personas? Y, por otro lado, ¿qué del cuerpo transformado y artificial —la vida manipulándose a sí misma— comparte características con lo que es vital y genérico?


El cuerpo pensado desde donde se intersectan sus procesos simbólicos y biológicos es presentado por Gabriel Bourdin en un esfuerzo por situarlo tanto en lo orgánico como en lo cultural. Como espacio comunicativo,el cuerpo no puede ser observado igual que los objetos que conoce y simboliza, es punto de partida para la observación.“Topografías” es un archivo situado,se trata de cuerpos dentro de sus fronteras contextuales, se piensan acotados por el entorno en donde tienen lugar, y, sin embargo, al estar aquí representados en sus detalles, logran establecer un diálogo fuera de sus límites. Los cuerpos de las mujeres abusadas, mutiladas y asesinadas en Ciudad Juárez han sido borrados por el contexto del feminicidio. Cathy Fourez nos expone cómo la artista francesa Jeanne Socquet lospone en escena invirtiéndolos en por lomenos tres sentidos. Las mujeres mexicanas asesinadas se vuelven mujeres blancas y, por lo tanto, relacionables en otras latitudes. Desclasificadas, pretenden penetrar en la mirada y memoria del espectador sin que él pueda penetrarlas. Antoine Rodríguez se sitúa en los opuestos para presentar dos cuerpos homosexuales mexicanos del siglo XX: Salvador Novo y Elías Nandino. Se trata de cuerpos y vivencias que fueron convertidas en texto (reveladas) a través de sus autobiografías. Ambos se relacionan con sus entornos de diferentes maneras,uno acercando la homosexualida de intimidad a la literatura, el otro devolviéndola al discurso científico en un acto anacrónico. Similares a la tradición de textos homosexuales europeos, estas autobiografías hacen evidente que ciertos cuerpos no encontraban espacios disponibles para ser representados en la literatura. Los cuerpos de “Topografías”se hacen presentes en situaciones en las cuales su legibilidad no tenía cabida.Las “Anomalías” son producidas donde se establece la normalidad. Lo extraño nos permite cuestionarnos y analizar lo que consideramos como normal (230).


Por ello, estos tres textos parten de los términos y discursos que han configurado cuerpos normales para descender a los cuerpos anormales. Las anomalías cuestionan lo tomado por hecho y desestabilizan.Si la ambigüedad atenta contra el orden, los cuerpos anómalos existen bajo regulación y vigilancia. Este archivo se puede ubicar en el espacio previo al cuerpo, como es el caso dela homosexualidad observada desde la neuroendocrinología, que construye un cuerpo para convertirlo en objeto de estudio válido y cognoscible. Fabrizzio Guerrero invita al diálogo posible entre los estudios de género y los estudios de las ciencias, cuestionando si lo que es validado por medio de los últimos es el discurso científico, a través de la desacreditación del sujeto. La existencia de la transexualidad (o el cuerpo transexual) depende de la cirugía y la endocrinología, de que se le clasifique como condición y se busque su acomodo,por parte tanto del cuerpo que sufre, como de la tradición clínica, en una normalidad binaria. Marta Lamas planeta las teorizaciones que el cuerpo transexual ha permitido elaborar a lo largo de su trayectoria como objeto de estudio anómalo biológico, psíquico y cultural. Al discutir también con la ambigüedad y su no posibilidad y la relación de la mirada con lo observado, Eva Alcántara expone cómo se leha negado un lugar a la intersexualidad históricamente, aterriza en la intervención médica y las cuestiones éticas que significan asignar un único sexo “completo y coherente” a un cuerpo.


En “Escenografías” se encuentran cuerpos que son imagen, cuya importancia para el espectador es su estética. No hay que buscar el cuerpo, está en primer plano y orientado hacia el exterior.Lo que se presenta en este archivo es lo que no vemos al observar una fotografía o una obra de ballet. Amanda de la Garza se concentra en las relaciones dinámicas entre fotógrafo—cuyo propio cuerpo está también involucrado en el acto— y sujeto fotografiado,entre cuerpo fotografiado y su potencial de proponer y desbordarlo plasmado en la imagen y lo quepuede elaborarse sobre ésta. Los cuerpos-imágenes se insertan en espacios sociales. Adriana Guzmán recorre la historia del disciplinamiento corporal en el ballet como institución, los requisitos y moldes (dictados por la mirada de la audiencia y el mercado) a los que se someten los cuerpos —y, por lo tanto,las vidas— de los bailarines. Se pregunta por lo que realmente está reproduciendo el ballet, envuelto por un dispositivo institucional que aparenta ser total y no causar cuestionamientos.“Resistencias” archiva algunas estrategias o trámites que agrietan el poder. Los cuerpos en resistencia no enfrentan poderes totales de manera directa (28), sin embargo, muestran las porosidades del poder y posibles rompimientos con el cuerpo como actor principal. Las mujeres de Los 400 Pueblos migran, cambian de una posición de género a otra, que es la más elevada en una nueva estructura, a partir del tiempo y espacio en que sus cuerpos están desnudos y al frente. Al dejar su cotidianidad de opresión, la demanda atraviesa sus corporalidades y crea nuevas sujetas en un espacio definido (Abril Violeta Zarco, Laura Saavedra, Sara Stein). Los cuerpos trans se construyenen este archivo como cuerpos barrocos y no del todo queer (Manuel Roberto Escobar); se alteran, se vuelven artificiales pero estereotípicos, retuercen el orden se quedan en las mismas categorías que la heteronormatividad, que esa la vez el marco a donde apunta su elaboración crítica. El cuerpo barroco es una forma de estar en el interior de la estructura.


El cuerpo del aborto —o los cuerpos del aborto y sus relaciones—lleva a Ana Amuchástegui a pensarlo en su separación persona/cuerpo; una persona con autonomía para decidir sobre este cuerpo y después observar lo que le ocurre, siendo partícipe activa de un proceso que se elige como alternativa. Las narraciones de mujeres que han abortado en el Distrito Federal se observan en sus cercanías y alejamientos de la maternidad, la sexualidad y los discursos que rodean sus decisiones,puntos en donde se resiste y negocia también con el cuerpo. Los archivos del cuerpo reúne a diversos investigadores y temas en una conversación intensa y fluida por su valor como propuesta y por lo que aporta al haberse entablado en torno a una pregunta difícil: ¿cómo estudiar el cuerpo? Evidenciar el cuerpo y ubicarlo en un lugar central de las reflexiones no tiene como finalidad producir un catálogo de cuerpos. Sin embargo, y sin intención de hacer de esta reseña algo que el libro no pretende exponer, creo que a lo largo de sus páginas se extiende una invitación también a hacernos algunas preguntas como lectores: ¿a qué cuerpos nos estamos aproximando?


¿Qué cuerpos suscitaron ciertas formas de pensarlos? ¿Cómo se ubican las/os autoras/es frente a los retos que imponen cuerpos en particular?


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